Los nuevos Herodes Mons. Nicolás Cotugno, Arzobispo de Montevideo, señaló con acierto al finalizar la Procesión de Corpus Christi, que quienes promueven la legalización del aborto en Uruguay, son los nuevos Herodes. Los conocemos, siempre supimos quienes eran, y no nos extraña en la mayoría de los casos, que piensen de la manera que piensan. Son partidarios de la matanza de niños inocentes en el vientre de sus madres, y no tienen el menor empacho en decir que esto está bien si el fin que se persigue a juicio de ellos- es bueno. Y tienen una enorme lista de fines buenos que justificarían, desde su punto de vista, nada más ni nada menos, que el asesinato de niños inocentes. Los nuevos Pilatos Por otra parte, están los nuevos Pilatos. A diferencia de los nuevos Herodes, éstos no dan la cara, se lavan las manos, se ausentan y rehuyen su obligación de defender la vida inocente. Dicen a quien los quiera oír y parece mentira que algunos medios supuestamente buenos difundan estas ideas- que esta ley hay que plebiscitarla, que es el pueblo quien debe decidir... No dicen que los derechos humanos no se plebiscitan, ni confiesan que no quieren ensuciarse las manos con un tema espinoso que les provoca escozor. Es por eso que lo quieren dejar en manos del pueblo: para no perder votos, para que nadie pueda decir que ellos votaron por no; y para que nadie pueda decir que ellos votaron por sí. Ellos, simplemente, no votaron. Ellos no se comprometieron. Así van estos Pilatos, navegando entre dos aguas al mejor estilo del Príncipe Maquiavelo. Aguas que usan con demasiada frecuencia para lavarse las manos... Desde nuestro punto de vista, son peores que los "nuevos Herodes": ni siquiera tienen ideas por las que luchar... Algun Diputado de los que "se reitiró de sala" en el momento de la votación -que en Diputados ganaron los proabortistas por 47 a 40-, se ha quejado de haber sido comparado con Pilatos, argumentando que estaba a favor del aborto pero contra el presente proyecto de ley. Cabe recordar que lo que estaba en juego, no era la bondad o maldad del aborto, sino la bondad o maldad de determinando proyecto de ley que legaliza el aborto. Los nuevos Quijotes Finalmente, están los nuevos Quijotes. En el Parlamento, son aquellos que contra viento y marea, en el Partido Nacional, en el Frente Amplio, en el Partido Colorado y en el Partido Independiente, no sólo dijeron NO a la ley de aborto, sino que además, hicieron todo lo que estaba en sus manos para que esta ley inicua no fuera aprobada. No les importaron los costos políticos, ni las miradas furiosas de sus compañeros de bancada -miradas de la cual fue objeto la Diputada Daniela Paysée, única mujer del izquierdista Frente Amplio que votó contra el aborto-, ni las presiones internas. Sólo les importó defender la vida, sólo les movió la lucha por la verdad. Pero también hubo nuevos Quijotes fuera del Parlamento, que pusieron su prestigio, su sabiduría, su trabajo y el tiempo que normalmente dedican a sus familias, al servicio de la vida. Se les vio dando conferencias allí donde les llamaron; se les vio comentando las barbaridades del proyecto de ley; se les vio repartiendo volantes y aplaudiendo desde las barras de la Cámara cuando se defendió la vida. Se les vio visitando parlamentarios y editando videos a favor de la vida, y se les vio o no se les vio- rezando al único Dios por la vida y la familia. Tuvimos el honor de acompañar a estos nuevos Quijotes como fieles escuderos. Allí estuvimos como el buen Sancho; a veces torpes, pero siempre compañeros, en las buenas y en las malas. No sabría como llamarlas -¿"Juanas de Arco" quizá?-, pero luchando codo a codo junto a nuestros Quijotes, se destacó una valiente legión de mujeres provida que no abandonaron la lucha por dura que fuera. Visitaron Diputados, escribieron cartas a los diarios, organizaron eventos, y por sobre todo, en ningun momento se callaron la boca ni cedieron un centímetro en la defensa de la verdad. Las nuevas quijotadas Los nuevos Quijotes y las "nuevas Juanas", lejos de babear sangre o de querer lavarse las manos, pretenden dedicar sus vidas -como el viejo hidalgo manchego- a desfacer entuertos, a ayudar doncellas y a socorrer viudas... o madres solteras, que para el caso es lo mismo. Sin confundir ventas con castillos, y sin necesidad de otras armas que la ciencia, el sentido común y el coraje para poner en práctica ideas revolucionarias, estos caballeros cristianos se plantean hoy nuevas quijotadas. Pese a quien pese y duela a quien duela, han puesto sobre la mesa de ministros y legisladores soluciones nobles y valientes que tienden tanto a reducir el número de abortos, como a aumentar el número de nacimientos. Uno de estos proyectos tiene como objetivo tutelar la vida humana desde la concepción; otro se propone promover y proteger la vida y la familia, con especial atención a la situación de las madres y familias carenciadas. Otra iniciativa en curso, tiende a dar refugio y trabajo a madres solteras e indigentes... Estas alternativas surgen en medio de una sociedad quizá demasiado preocupada por la brutal crisis económica que golpea a nuestra patria. Naturalmente, la situación que atraviesa el Uruguay y toda la región, hace que éste sea un momento propicio para introducir en el debate parlamentario un problema crucial como el del aborto, de manera que pase mucho más desapercibido que en otras circunstancias. Pero para llevar a cabo estas nuevas quijotadas en favor de la Cultura de la Vida, hacen falta muchos más Quijotes, más Sanchos y más "Juanas". No alcanza con los que tenemos. La lucha recién comienza y se necesitan caballeros y damas con el corazón dispuesto a defender la verdad... Quizá a algunos les pueda sonar anticuado este llamado al ejercicio de las armas que hoy lo es principalmente de las letras, puesto que nuestras armas son teclados, folletos e informes técnicos-; pero como veremos, los clásicos no pasan de moda. Homicidio y cobardía: modas que pasan Aún quienes consideran vetusta y obsoleta la estampa del loco caballero de la Mancha que vivió en el Siglo XV, deberán reconocer que más anacrónico aún parece ser aquel funesto personaje que en el Siglo I se dedicaba a matar niños; y sin embargo muchos siguen sus huellas. No menos antiguo es aquel gobernador repugnante y pusilánime-, que treinta años más tarde cedía ante los gritos de la masa enardecida, a sabiendas de que estaba condenando a muerte a un inocente. Hoy son multitud los que siguen su triste ejemplo; pero en lugar de lavarse las manos, se retiran de sala. Por eso nos parece sumamente digno poner como modelo la figura mucho menos triste de lo que creía el buen Sancho- de aquel cuerdísimo loco que en las páginas de la más hermosa novela de la Historia, peleó por sus ideales con nobleza y energía con el único fin de servir a su dama, a su Patria y a su Dios. Hoy como ayer quizá estemos tan "locos" como el viejo hidalgo-, seguimos pensando que ciertos principios son imperecederos; que ciertos crímenes siguen siendo tan horrendos como hace dos mil años; y que ciertas actitudes siguen siendo tan deplorables e indignas como en los inicios de la era cristiana. Y es que los clásicos no son anacrónicos; los clásicos están siempre vigentes. No sucede lo mismo con el error y la mentira, que ni aún siendo legales adquieren carta de ciudadanía: el infanticidio puede estar de moda hoy, como ayer lo estuvo la esclavitud. Es sólo eso, una "moda", aunque muchos sufran sus consecuencias. Y las modas pasan por la sencilla razón de que no se basan sobre principios universales. La cobardía, por su parte, puede ganar espacio en algunas conciencias, como sucedió con muchos en tiempos del sanguinario Enrique VIII. Pero siempre habrá gigantes que, como Tomás Moro, recuerden al mundo que el heroísmo -y no la flaqueza-, es el valor imperecedero. Esperanza navideña A pesar de la derrota que sufrió la vida, la familia y el pueblo uruguayo en la Cámara de Diputados, nada tiene ni tendrá nunca -Dios mediante- la capacidad de quitarnos el espíritu navideño. No queremos despedirnos hasta el próximo año, sin hacer referencia a esta fecha tan significativa, al cumpleaños de Nuestro Señor Jesucristo, del Dios que bajó a la tierra para darnos la vida eterna. Después de su nacimiento, ya no hay angustia ni tristeza posible, aunque nos duela profundamente el homicidio que mediante el aborto, atenta anualmente contra millones de vidas humanas en todo el mundo. La familia de Nazaret seguirá siendo ejemplo para todas las generaciones hasta el fin de los tiempos. Y si Herodes no logró matar al Cristo que vino para que tengamos vida y la tengamos en abundancia, tampoco parece probable la "victoria" a largo plazo de quienes promueven el homicidio de niños en el vientre de sus madres. La guerra, compañeros, está ganada: la ganó Jesucristo hace 2000 años. A nosotros nos toca ganar las batallas de cada día. ·- ·-· -··· ·· ·-·· Álvaro Fernández Texeira-Nunes. familias@adinet.com.uy |