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Por la Vida, la Familia, la Educación, la dignificación del Trabajo, la Unidad histórica, territorial y social de la Nación, y por la Regeneración Moral y Material de nuestra Patria y el mundo | ||
| Revista Arbil nº 64 | |
Tener paz por Jose Maria Contreras Todo el mundo sabe que para alcanzar la felicidad hay que pasar necesariamente por el camino de la paz. Una persona que no tiene paz no es una persona feliz. Ahora bien, la paz no tiene nada que ver con la tranquilidad. La tranquilidad tiene que ver con el "que no pase nada" o con el sistema nervioso de las personas
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| La paz es más profunda, viene de más adentro. Se puede ser muy nervioso y tener paz. Puede uno vivir en un ambiente muy agitado y tener paz. La paz es una cosa personal. Está en uno. Sale de dentro. Esto no tiene nada que ver con el nihilismo. La paz no es una consecuencia de no tener inclinaciones, pasiones, tendencias, etc. Desde los más antiguos filósofos de la humanidad se ha afirmado que la paz es una consecuencia de luchar, precisamente, contra lo que nos quita la paz. Lo que, al hombre, le quita la paz es no saber por qué hace lo que hace. Se siente perdido. Es como cuando uno está de excursión y se pierde; anda uno desasosegado, nervioso, preguntando dónde está el camino. En la vida pasa igual, hay momentos en que estamos descentrados, sin norte. ¿Y qué es centrarse? Pues básicamente saber lo que uno quiere. Tener un "camino". Un camino es una referencia. Lo que más quita la paz al hombre es no tener referencias.. Uno sabe cuándo está en camino y cuándo está fuera de él. Suele ser una referencia potente que hace que uno tenga una evaluación propia y personal de cómo van las cosas. El hombre necesita autoevaluarse con frecuencia. Actualmente faltan referencias, faltan caminos, el hombre no sabe cómo le va, por qué no sabe lo que busca. Así se hace imposible rectificar el rumbo, luchar contra lo que a uno le hace perder la paz. ¿Las consecuencias? : enfados, desasosiegos, decisiones precipitadas, no aceptación del otro, desamor… hastío. Toda referencia tiene que estar basada en lo específico del hombre y lo específico del hombre es, por un lado, la inteligencia, que busca la verdad y por otro, la voluntad, que ama la verdad, es decir, toda referencia tiene que fundamentarse en la búsqueda de la verdad, en el saber amar. Si no es así no es una referencia, es un callejón sin salida que resulta frustrante. Todos los caminos hay que andarlos y todo cambio conlleva un esfuerzo. Por eso si al final se encuentra uno con que no hay salida, la frustración es tremenda. Cuando la vida aprieta el hombre necesita conocer su camino. Se autoevalua más. La vida se hace dura y necesita preguntarse: -¿pero mi rumbo es correcto?. Pues bien, la pregunta se hace inevitable: ¿Les estamos dando a nuestros hijos esas referencias?. Porque pudiera pasar que después de tanto esfuerzo no hayamos hecho hincapié en lo fundamental. No dejemos de darle a nuestros hijos los argumentos para que tengan una respuesta a la pregunta "¿Y yo para qué vivo?. ¡Ánimo!. ·- ·-· -··· ·· ·-·· Jose Maria Contreras. | |
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