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Arbil, apostando por los valores de la civilización cristiana

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Indice de contenidos

- Texto completo de la revista en documento word comprimido
- Sobre el poder en la modernidad y la postmodernidad
- Categorías de la política: Política, Criptopolítica y Metapolítica. (1ª parte). Política: sentido y función de la Politeia
- Una valoración de urgencia de los resultados electorales del 25 de mayo: ¿todos contentos?
- Editorial
- Lo que queda del mensaje (en torno a las palabras de Juan Pablo II en España)
- El Papa en España: como lo reflejó la prensa
- Sobre el Estado?
- La pluralidad de partidos católicos
- Crisis demográfica
- La historia de España realidad vivificante para el futuro
- Prolegómenos a la filosofía del futuro
- El animalismo trascendental
- La participación del trabajador en la empresa
- Historia de América
- Fundamentalismo islámico, terrorismo y guerra en Oriente Medio: de la cuestión palestiana a la cuestión iraquí?
- La Constitución Española a la luz del Magisterio político de la Iglesia
- Una entrevista a Julián Gómez del Castillo: la posición del Movimiento Cultural Cristiano
- La Monarquía de España y la guerra de Mesina (1674-1678)
- La ausencia del padre en nuestra sociedad?
- El padre: el gran ausente
- Fundación Gratis Date: 15 años socializando el saber
- El hedonismo o la muerte de Occidente
- 25 años de fecundación artificial
- La promoción de los laicos en la vida y Misión de la Iglesia
- Cien años de un periódico de la monarquía: ABC, dossier para una investigación
- Política y Vanidad
- La pintura en España de Velázquez a Dalí
- Soldados de Salamina
- El ser humano es un ser religioso
- Oración por la Patria
- ¿Cómo se formó el genio de Santo Tomás?
- Remembranzas de Argentina
- El Evangelio según los evangélicos
- Cien años de La Gaceta del Norte
- PSOE y memoria histórica
- Ante la cultura sin alma
- "Fernando el Católico y los falsarios de la historia"
- Presentación de "Fernando el Católico y los falsarios de la historia en Pamplona"
- Tertulia en Arbil-Madrid
- Texto Clásico: Defensa de la Hispanidad


CARTAS

Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin
Revista Arbil nº 69

La participación del trabajador en la empresa

por Bienvenido Subero

La lógica del liberalismo económico es incontestable, el trabajo es un recurso y por tanto está sujeto a las leyes de la oferta y la demanda, y la empresa adapta su estructura de coste a sus ingresos para evitar males mayores. Correcto pero, ¿es justo este mecanismo tal como se desarrolla hoy en día?


La pasada Navidad reflexionaba sobre el hecho de que en la ciudad donde vivo hace unos años (tal vez 4 o 5) con el Gordo de la Lotería uno se compraba un piso nuevo, y sin embargo ahora difícilmente se encuentra una vivienda digna a ese precio. Podríamos explicarlo de muchas maneras y todas ellas serían discutibles, pero lo que está claro es que a los precios actuales hay suficientes personas que prevén tener el dinero necesario para pagar, como para soportar estos niveles de precio. Dicho de otra manera, España se ha enriquecido en términos de renta per capita, y si no, ¿de dónde salen las sumas que se barajan en el mercado inmobiliario?.

Y eso está muy bien, con dinero en manos de los españolitos podemos promover el consumo de bienes inmuebles y también muebles, (algo muy distinto de promover el consumismo), porque de esa forma las empresas venderán más y les irá mejor, redundando en beneficio de todos por razones obvias: se generará empleo, las condiciones materiales de trabajo mejorarán (salario, estabilidad, seguros, etc.) y los que han arriesgado su capital en la empresa ganarán más.

Cuando van bien los negocios, se contrata, se sube el sueldo, se hacen concesiones, pero si las empresas ven disminuir sus ventas el salario es el primer afectado, siendo el segundo damnificado el empleo. La lógica del liberalismo económico es incontestable, el trabajo es un recurso y por tanto está sujeto a las leyes de la oferta y la demanda, y la empresa adapta su estructura de coste a sus ingresos para evitar males mayores. Correcto pero, ¿es justo este mecanismo tal como se desarrolla hoy en día?.

No me cabe la menor duda de que no hay proporcionalidad entre los efectos percibidos por los trabajadores en ambas situaciones, el riesgo asumido por el trabajador hoy por hoy no compensa el beneficio. Este riesgo se vería reducido si la economía en su conjunto diese alternativas de colocación a los que en un momento dado se encuentran sin trabajo, (incluidos los mayores de 45 años, que es límite real pero no explicitado para encontrar un nuevo trabajo). Para ello, la crisis en un sector debería poder "compensarse" con la pujanza de otro, lo que nos lleva al terreno de la estrategia a nivel nacional, porque, no nos engañemos, los tiempos en que los españoles se iban a trabajar a Alemania han pasado, tenemos en Europa inmigrantes suficientes para proveer de mano de obra barata, y por otra parte, si mi Gobierno no es capaz de garantizarme un derecho básico, entonces ¿para qué lo quiero?.

El trabajo en las sociedades del primer mundo no es un factor productivo más (no voy a entrar en lo que ocurría antaño), como pueda serlo una máquina, un mineral o un producto químico; el trabajo es resultado de la acción de una persona (¡y por tanto de su propiedad!), que contribuye de forma activa a la generación de valor en la empresa con su esfuerzo, sus conocimientos y su creatividad.

No creo que nadie ponga en duda que el éxito de la empresa depende tanto de la dotación de capital (que permite adquirir la tecnología más eficiente) como de la habilidad, capacidades, implicación en la empresa y diligencia en la ejecución de las tareas de las personas que la conforman, incluido por supuesto el empresario. Esto es algo que se repite mucho desde los círculos empresariales, pero les falta demostrar que además están convencidos de ello.

Recapitulando lo expuesto hasta ahora, si cuanto mayor es el consumo mejor para todos y si la participación del trabajador en la empresa es clave para crear valor y si compartir los riesgos del negocio (congelaciones salariales, despidos...) debe en justicia llevar aparejado compartir los beneficios, la conclusión es que también tendrán derecho los trabajadores a una parte de la riqueza generada en función del "capital laboral" aportado. Y, quede claro, esto no tiene nada que ver con los costes salariales y la competitividad empresarial, aunque algunos pretendan mezclar "churras con merinas".

¿Utopía?. En España puede, en Europa no. En la Unión Europea encontramos a grandes rasgos, dos modelos de participación de los trabajadores en el reparto de la renta generada. Uno es el modelo francés, en el cual las empresas tienen un mecanismo de reparto del beneficio entre todos los trabajadores (de estructura fija, claro) y otro el alemán, en el que los trabajadores tienen una representación significativa en el equivalente allí al Consejo de Administración (la mitad de sus miembros, si no me han informado mal) con el objetivo principal de participar en el reparto de la renta.

Los sindicatos en España tienen un 12% de afiliados, y están obcecados en hacer política como si fuesen un partido más, con estrategias de confrontación con los empresarios para dar "imagen", y actitudes de "cara a la galería" en apoyo del inmigrante. Viendo el conjunto, me preocupa que el trabajador no tenga a nadie que le represente a la hora de conseguir cambios en la economía en su conjunto, que garanticen el empleo a largo plazo o que mejoren el reparto del valor generado por las empresas.

No me atrevo a emitir un juicio sobre si la opción alemana o la francesa es la mejor, tal vez debamos buscar una alternativa propia, adaptada a nuestra economía y tradición. Las implicaciones de ambas opciones van más allá de una mero cuestión económica y deben ser cuidadosamente valoradas; por ejemplo, si el reparto de riqueza es en beneficio de los trabajadores de estructura fija, ¿no se va a crear un incentivo para que estos presionen a la propiedad para fomentar otras formas de empleo que no generen ese derecho?. La naturaleza humana está herida, no lo olvidemos.

Si tenemos en cuenta las diferencias entre la actuación e importancia de los sindicatos alemanes frente a los españoles, veremos otro motivo para buscar nuestra propia vía, que ya que estamos, voy a proponer: entregar a los trabajadores acciones especiales (laborales), con derecho a una retribución basada en su salario, nuevamente esto es algo que mediante distintos sistemas se hace con éxito en algunas empresas.

No estoy hablando de las famosas "stock options", no, pues entiendo que merecen un capítulo aparte, ya que no hay razón alguna por la que el trabajador deba participar del riesgo de los mercados financieros si quiere conseguir una parte de la renta que ha contribuido a aumentar. Ya tenemos bastantes problemas con los fondos de inversión o los planes de pensiones, gracias.

Me temo que en nuestro querido país habrá que llamar al Capitán Trueno si queremos que convenzan al capitalista para que haga un reparto más justo de la renta, porque no veo a nadie que sea capaz de negociar con el capital y pensar a largo plazo en los trabajadores. Y este mismo personaje tendrá que investigar para contarnos a todos qué soluciones han adoptado las empresas socialmente avanzadas; que las hay y muchas, gracias a Dios.

No puedo evitar sucumbir al impulso de terminar estas líneas recomendando la lectura de la encíclica Rerum Novarum de 1891, para aquellos lectores que les interese saber un poco más sobre justicia y ética empresarial. Sorprendentemente en su conjunto el mensaje no ha envejecido, a pesar de que la actividad económica ha cambiado y se ha avanzado mucho en materia social..

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Bienvenido Subero

 


Revista Arbil nº 69

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