1. Herodes Antipas y Herodías en los evangelios. Ambas narraciones se parecen, aunque cuando se analizan con detalle, presentan notables diferencias. En las dos, llega a oídos de Herodes la fama de Jesús y piensa que se trata de Juan el Bautista que ha resucitado. Y se narra el prendimiento y ejecución de Juan. En san Mateo se dice claramente que Herodes había prendido a Juan, lo había encadenado y puesto en la cárcel a causa de Herodías la mujer de su hermano Filipo, porque Juan le decia: No te es lícito tenerla (14,3-4). Casi al pie de la letra san Marcos: En efecto, el propio Herodes había mandado prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, a la cual Herodes había tomado como mujer. Juan decía a Herodes: No te es lícito tener a la mujer de tu hermano (6,17-18). Sin embargo, san Mateo prosigue: Y aunque quería matarlo, temía al pueblo, porque lo tenían por profeta (14,5). Herodes desea asesinar a Juan. En la versión de san Marcos se carga la responsabilidad en Herodías: Herodías le odiaba y quería matarlo, pero no podía; porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un varón justo y santo, y le protegía, y al oírlo tenía muchas dudas pero le escuchaba con gusto (6,19-20). La diferencia es importante. Además de la perversidad de ambos protagonistas, la segunda versión nos muestra a Herodes Antipas, al que san Marcos califica de rey (tetrarca en san Mateo), como una persona voluble y débil de carácter. Una marioneta en manos de su mujer. Recordamos perfectamente la escena. Con motivo del cumpleaños de Herodes, se hizo una fiesta a la que asistieron muchos convidados. En ella bailó la hija de Herodías, gustando mucho a su padrastro, quien le ofreció que le pidiera cualquier cosa bajo juramento. La hija preguntó a su madre qué podía solicitar, e instigada por su madre, dijo: Dame en esta bandeja la cabeza de el Bautista (Mt 14,8); más directo aparece en san Marcos, donde se escriben las palabras textuales de la madre, que la hija repite: Y saliendo, dijo a su madre: ¿Qué he de pedir? Ella dijo: La cabeza de Juan el Bautista. Y al instante, entrando deprisa donde estaba el rey, pidió así: Quiero que enseguida me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista (6,24-25). Herodes se entristece, pero ante el juramento, cede y ordena ejecutar a Juan el Bautista. Poca oposición notamos por su parte; fue imprudente primero y no es capaz de rectificar. Con su sanción sin ella no sería posible cometer tal felonía- se convierte en el ejecutor de Juan el Bautista, el mayor hombre nacido de mujer. No vamos a apurar los acontecimientos desde un punto de vista histórico, ya que otros han estudiado a este personaje, y lo haremos en otro momento . Pero sí que vamos a hacer una breve reflexión, con los ojos puestos de reojo en el momento presente. En primer lugar se habla de una situación incestuosa. Herodes Antipas ha desposado a la mujer de su hermano Filipo. Porque su hermano todavía vivía y cometió con ello un doble crimen. El primero, el abandono de su propia esposa, hija del rey Aretas; el segundo, la unión incestuosa con su cuñada, viviendo su hermano. Bien claro se encontraba en el Levítico esta prohibición: Si uno toma por esposa a la mujer de su hermano comete una ignominia. Ha descubierto la desnudez de su hermano. Quedarán sin hijos (Lev 20,21). Su conducta ha sido reprobable, impropia de un buen judío. Su mal ejemplo es tan evidente, que resulta lógico que una persona de la categoría de Juan el Bautista denuncie su situación. No les es lícito. No parece que les afectara mucho la opinión de Juan el Bautista, al menos lo suficiente para cambiar su conducta. Herodías desea su muerte y acaba consiguiéndolo. Herodes que lo escuchaba, no le hace el menor caso y acaba dando la orden de ejecutarlo. Nos podríamos quedar con dudas respecto de la maldad de ambos incestuosos. Pero contamos con la información de Flavio Josefo que nos muestra un perfil que suponíamos en los relatos evangélicos, pero no se hallaba implícito. 2. En Flavio Josefo. Merece la pena leer el breve resumen que hace de esta pareja, sin mencionar el final: Después de que Cayo fue nombrado César, liberó de la prisión a Agripa y le hizo rey de la tetrarquía de Filipo, pues éste había muerto. Cuando Agripa tomó el mando de su reino, levantó la envidia y la ambición del tetrarca Herodes. Su mujer Herodías era sobre todo la que le incitaba a conseguir el trono. Ella le reprochaba su apatía y le decía que se veía privado de un poder mayor por no querer acudir ante César, pues si éste había nombrado rey a una persona particular, ¿cómo no iba a hacerlo con él, que era un tetrarca? Herodes, persuadido por estos razonamientos, llegó ante Cayo Ya lo hemos visto: la ambición. No solo tienen pocos valores morales. No solo aparece el tetrarca (rey) Herodes como voluble y débil. En Flavio Josefo, Herodías, su incestuosa esposa, aparece como muy ambiciosa. Y le convence para que dé los pasos oportunos y colmar sus ambiciones. La ambición mueve a muchas personas. A las nobles y a los innobles. A los reyes y a las cenicientas. A los ricos y a los pobres. Que el ambicioso y seductor puede acabar dominando al otro cónyuge es algo bastante frecuente. Algo así parece que sucedió en el caso de Herodes Antipas y Herodías, donde ambos fueron culpables, aunque ella parece que era más inteligente y quien tenía la vara alta. En expresión cara a los antiguos, sería como el cerebro en el cuerpo, el alma racional frente a la concupiscible. Herodes, el tetrarca, seducido por una ambiciosa, comete una acción moralmente reprobable, a la que siguen nuevos despropósitos, en un camino de bajada que parece no tener fin. Dominado por completo por la ambiciosa Herodías, ordenará acabar con Juan el Bautista. Bueno, pues miren al momento presente y a ver si no es para que les recorra un escalofrío. ¿Qué nos hará cierto príncipe, locamente enamorado de una persona de dudosa moralidad y pasado, claramente ambiciosa? Porque aunque le guste oir a algunos obispos, es posible que, seducido por sus encantos o los de alguna hija que tenga o tengan-, ordene ejecuciones. Pero prosigamos con Flavio Josefo, para ver cómo acabó la historia de la ambición de Antipas y Herodías. Así, leemos que el emperador castigó su ambición con el destierro a la Galia. Cayo entregó la tetrarquía de Herodes a Agripa, que le había acompañado para acusarlo. Herodes murió en el destierro de la Galia acompañado de su mujer. Según unos manuscritos, el sitio fue Lión (Lugdunum) o Saint-Bertrand-de Comminges (Lugdunum Convenarum), lo que debió suceder el año 39 o 40 No sé lo que sucederá, aunque tal y como se están poniendo las cosas, el final de esta pareja parece bastante clarificador: el destierro. Es la paga del ambicioso, en ocasiones. Pero no lo olvidemos, los que se comportan mal, cortando la cabeza a otros Juanes, no acaban bien. Con destierro o sin él. Sean o no incestuosos. ·- ·-· -··· ·· ·-· Martín Ibarra |