Laicos viene de laos (pueblo), clero (encargado de), eccleisa (asamblea de los encargados con el pueblo) Seglares, los del “sieglo”, del siglo, los seculares. No sigo, porque todo lector de ARBIL sabe perfectamente quienes son los laicos y cómo distinguirlos de otras vocaciones cristianas. En la práctica es más difícil separarlos cuando hay cristianos que invaden “campos ajenos” en ambos sentidos.

El bautismo confiere al laico su ser sacerdote, profeta y rey, por analogía a las funciones de Cristo. Sacerdote, en grado ordinario, pero con todas las de la ley. Profeta, misionero por derecho propio. Rey en el sentido de siervo. (Servir a Dios es reinar).

Jesús es nuestro modelo. Sumo sacerdote del pacto nuevo, pero laico y de pueblo en la sociedad judía. Hoy le llamaríamos: un autónomo, aquel que lleva el pequeño negocio familiar con las fatigas y sudores de cualquier trabajador manual en una economía de agraria anterior a la revolución industrial. Insertado en una familia como nosotros vive la cotidiana normalidad de los fieles de su tiempo. En Nazaret no despierta sospecha alguna hasta que se fue de casa, ya muerto José, para irse destapando en su vida pública. Todos sabemos la sucesión de los hechos: parte de la familia no lo entiende, de la ira de su pueblo se libra de los pelos para acabar su vida mortal con el escándalo de la cruz.

¿Qué queda de Cristo hoy? Su Iglesia, la Palabra y su Espíritu, que nos da la gracia y el ardor, aparte de los lugares donde nos dejó su huella.

El Concilio nos dice que el laico en la historia ha llegado a la mayoría de edad. Como cristiano adulto aspira a la santidad como el que más en su estado, sin necesidad de rebelarse como hicieron los jóvenes del 68 ante todo tipo de autoridad, sino obedeciéndola como niños, que han entrado ya en el reino.

Al final del siglo pasado ya dio fruto la siembra del Concilio. El jubileo anunció el florecer de una nueva primavera y la civilización del amor ya se va construyendo en el silencio. El fuego del Espíritu suscitó una cascada de carismas laicales, más de mil, que acentúan uno u otro aspecto del Evangelio. Han empezado en los corazones de sus fundadores, generalmente no laicos, desde la pobreza, persecución con dificultades y gracias a su fidelidad.

Sólo quiero citar al que cita el Concilio en AA20, creado por Pío XI como forma organizada del apostolado seglar, participación de los seglares en el apostolado jerárquico, ya se llamen ACCION CATOLICA o figuren con otros nombres. Su carisma es no tener carisma específico, si bien responden a una vocación determinada. Vinculadas al obispo de una manera especial (a la parroquia la GENERAL o en sus ambientes la ESPECIALIZADA) se constituyen por sus famosas cuatro notas:

a) Su fin el fin apostólico de la Iglesia: evangelizar y santificar…

b) Los seglares al cooperar ofrecen su experiencia y asumen su responsabilidad…

c) Ellos trabajan unidos a la manera de un cuerpo orgánico…y

d) Obran bajo la dirección superior de la propia Jerarquía.

El Concilio recomienda vivamente a estas asociaciones, como no pueden dejar de hacerlo también todos los obispos españoles. Para su promoción es necesaria primero la formación de los consilarios, que a su vez, formen a los responsables laicales del movimento.

El ser y la misión de la Iglesia exigen la comunión tanto entre las confesiones cristianas como entre los movimientos y las parroquias y entre ambos entre sí. La parroquia es necesarísima pero no suficiente. Los movimientos, discernidos por la jerarquía según los criterios de eclesialidad, se insertan en la parroquia y la diócesis. Con la ayuda de Dios conoceremos los diversos carismas, hasta que encontremos aquel “nuestro”, al que estamos llamados, respetaremos la diversidad, y pediremos la armonía sin caer en el dichoso particularismo (las capillitas), propio de una inmadurez cristiana y del deseo de división del Maligno.

Laicos existen desde el comienzo: los apóstoles, aquellos que cooperaban con S.Pablo, mencionados en sus cartas… También los monasterios y las órdenes religiosas han servido para difundir su espiritualidad entre las órdenes terceras…Laicos santos son innumerables, conmemorados en su día uno de noviembre. Amable lector, si eres laico, a ti te toca seguir la tradición, sea del movimiento que seas y hasta si sólo eres un simple fiel de tu parroquia

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Javier Pueyo