| Arbil cede expresamente el permiso de reproducción bajo premisas de buena fe y buen fin | Revista Arbil nº 68 | Salvar al soldado Chirac: el petróleo, Sudán y la libertad religiosa por Massimo Introvigne y T. Ángel Expósito Correa El autor, director del Cesnur, el Centro Estudios sobre las Nuevas Religiones, ofrece una articulada y útil contribución para la comprensión de algunas posturas de Francia en tema de política internacional y de libertad religiosa
. | "¿Cómo los Estados Unidos y la comunidad internacional tienen que responder a un régimen brutal y déspotico de un país árabe que tiene evidentes conexiones con el terrorismo internacional? (...)¿Qué hacer si este régimen posee grandes riquezas petrolíferas, que hacen sus defectos morales invisibles para quienes se preocupan solamente de la explotación futura de grandes reservas de petróleo y de la caza a los petrodólares? Si este régimen es una amenaza para sus vecinos, incumple sistemáticamente los compromisos internacionales que ha asumido y ataca con regularidad a sus mismos ciudadanos con modalidades que incumplen la Convención de Ginebra, ¿cómo tenemos que responder?". Así comienza un editorial publicado el 2 de abril de 2003 en el International Herald Tribune: un artículo que no habla de Iraq, sino de Sudán. El autor no es un comentarista ocasional de problemas sudaneses, sino el profesor Eric Reeves, docente en el prestigioso Smith College, considerado como uno de los mayores expertos académicos estadounidenses de Sudán. Tras feroces ataques contra sus lecciones en tema de derechos humanos en Sudán y contra su universidad por parte del gobierno sudanés y de varias sociedades petrolíferas internacionales que son socios comerciales del mismo gobierno, Reeves ha decidido tomarse un año sabático en el que se dedica a completar un esperado libro sobre el argumento. La requisitoria de Reeves sigue un escueto esquema lógico, que no es difícil de resumir. Quizás con razón, quizás sin ella muchos expertos de petróleo piensan que el Sur de Sudán represente el próximo gran negocio petrolífero mundial, con enormes reservas todavía en gran parte sin explorar. El actual régimen militar-fundamentalista de Jartum, tras haber tratado sobre todo con industrias canadienses (en el punto de mira sin embargo de su opinión pública, sensible a los problemas de los derechos humanos), ha otorgado la mayor parte de los derechos sobre el petróleo del Sudán meridional a la sociedad francesa TotalFinaElf. Hay no obstante un pequeño problema: hasta que en el Sur las minorías, en gran parte cristianas, que se oponen a la islamización forzosa no abandonen su resistencia armada, los taladros franceses no pueden empezar a funcionar. Años de limpieza étnica, reducción a la esclavitud de miembros de las minorías religiosas, carestías provocadas artificialmente que recuerdan las tácticas estalinistas, han hecho casi dos millones de muertos, pero no han resuelto el problema, no obstante Sudán anuncie periódicamente que treguas y acuerdos de paz han sido firmados y serán esta vez respetados. Para consentir a los petroleros franceses - que ya se arriesgan a perder los lucrosos contratos con Iraq a su tiempo firmados por el gobierno de Sadam Huseín - de poner las manos sobre el petróleo sudanés, haría falta una "solución final" del problema de las minorías religiosas del Sur. Sudán tiene la fuerza militar para llevar a cabo una guerra de exterminio, pero podría no tener la fuerza política para resistir a las presiones internacionales. Para los intereses franceses, es por tanto obligatorio que la comunidad internacional se desinterese de Sudán. A la próxima convención de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos, Francia se opondrá a la renovación del mandato hasta ahora concedido anualmente a los inspectores ONU encargados de verificar la situación de los derechos humanos en Sudán, y a cualquier condena internacional de Sudán. Es probable que Francia lo consiga, tan es así que el año pasado otras maniobras francesas (con la ayuda de China y Rusia) han instalado a la presidencia de la Comisión derechos humanos un representante de Libia, y han excluido del ejecutivo de la Comisión a los Estados Unidos. De esta manera, el gobierno de Sudán podrá continuar masacrando alegremente a las propias minorías religiosas, sin temor de intervenciones internacionales: el pacifista Chirac habrá asegurado la "paz" que no ha podido garantizar a Iraq - donde "paz" es traducción del francés de libertad para la industria petrolera de actuar tranquilamente, al socaire de ojos indiscretos y sin preocuparse de nimiedades como la persecución de las minorías étnicas y religiosas. Hasta aquí Reeves, que seguramente será acusado de no haber tenido en cuenta en su breve y polémico editorial las atrocidades en la guerra civil sudanesa atribuidas también a algunos grupos de la coalición rebelde del Sur: atrocidades con toda probabilidad reales, pero que no justifican el genocido masivo realizado por Jartum. Si, no obstante, uno de los escenarios del drama sudanés es el de Ginebra y el de la Comisión derechos humanos de la ONU, a Reeves - como a muchos comentaristas que se ocuparon del debate internacional sobre Iraq - falta una pieza importante del mosaico. Un vistazo a los informes anuales del Departamento de Estado de los Estados Unidos, a los mismos informes de la Comisión derechos humanos de la ONU, y a los documentos de muchas organizaciones internacionales que se ocupan de la libertad religiosa (1) muestra que no son sólo Sudán y otros países a mayoría islámica (junto con Corea del Norte) a ser acusados de violación sistemática de la libertad religiosa: cierto, sin las masacres y matanzas masivas de Sudán, una persecución administrativa de minorías religiosas impopulares (2) ha sido abundantemente documentada también en otros países. Por supuesto, ninguna persona sensata equipara un genocidio con formas de interferencia policial o de persecución fiscal y judicial de las minorías religiosas: pero también éstas no pueden ser toleradas por quien realmente se preocupe por la libertad religiosa. Una clasificación ideal ve en los primeros puestos (en orden de gravedad de violaciones de la libertad religiosa) a China, a Francia y a Rusia, seguidas (pero de lejos) por Bélgica y Alemania. Tras la bandera de la lucha a las pocas "sectas peligrosas" acusadas de actividades terroristas o de suicidios masivos (que por supuesto existen, y de las que nadie niega la peligrosidad) estos países cuelan la discriminación de decenas y a veces centenares de minorías absolutamente pacíficas, acusadas además - en el clima de anti-americanismo desquiciado que de manera distinta los caracteriza - de "americanizar" o "colonizar espiritualmente" (3)la cultura nacional. También movimientos católicos (en China y en Rusia, la Iglesia católica en su conjunto) han caído en estas insidiosas redes. Una mano lava la otra. El trío China-Francia-Rusia (con el apoyo, oscilante pero no casual, de Alemania y de cuando en cuando de Bélgica, conforme a las vicisitudes políticas internas de estos países) está también preocupado de evitar las condenas internacionales, por otra parte ya formuladas en documentos de la administración americana, por sus violaciones de la libertad religiosa. Por cuanto Reeves tenga probablemente razón, y "petróleo a cambio de la ley del silencio sobre las violaciones de los derechos humanos" sea el principal trueque, para Francia y sus ocasionales aliados, hay también otro trueque: evitando las condenas internacionales o en cualquier caso medidas incisivas hoy contra Sudán, ayer contra Iraq, Chirac y sus homólogos rusos y chinos se crean unos amigos que con toda seguridad votarán en contra de cualquier censura de las violaciones de la libertad religiosa en sus países, en las esperanzas de Chirac llevando tras de sí un bloque árabe-islámico y africano capaz de constituir, en las comisiones ONU, una clara mayoría. Así no sólo quedarán a salvo los derechos petrolíferos de las industrias francesas en Sudán, sino el soldado Chirac escapará también a las censuras internacionales por la política francesa en tema de "sectas" y minorías religiosas. Mientras tanto, los pacifistas continúan desfilando desinteresándose de Sudán, y los sudaneses siguen muriendo.. ·- ·-· -··· ·· ·-· Massimo Introvigne y T. Ángel Expósito Correa Notas (1) Para una comprensión correcta de la libertad religiosa en un contexto de pluralismo ético y religioso ver el artículo de Marco Invernizzi "La libertad religiosa", http://www.iespana.es/revista-arbil/(65)libe.htm. (2) Sobre los peligros de una posible instauración de una "inquisición" laicista ver los artículos "El lavado de cerebro", http://www.iespana.es/revista-arbil/(55)vien.htm; "Movimientos y campañas anti-sectas", http://www.iespana.es/revista-arbil/(59)sect.htm; "España entre religión civil y religión política", http://www.iespana.es/revista-arbil/(56)ange.htm. (3) Para comprender las raíces históricas e ideológicas de la cruzada francesa anti-sectas ver "¿Por qué Francia?", http://www.cesnur.org/2001/london2001/introvigne_es.htm | | Revista Arbil nº 68 La página arbil.org quiere ser un instrumento para el servicio de la dignidad del hombre fruto de su transcendencia y filiación divina "ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica", es editado por el Foro Arbil El contenido de estos artículos no necesariamente coincide siempre con la línea editorial de la publicación y las posiciones del Foro ARBIL La reproducción total o parcial de estos documentos esta a disposición del público siempre bajo los criterios de buena fe, gratuidad y citando su origen. | Foro Arbil Inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones. N.I.F. G-47042924 Apdo.de Correos 990 50080 Zaragoza (España) | | En las elecciones municipales y autonómicas también se vota por la vida. 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