Arbil, apostando por los valores de la civilización cristiana

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Indice de contenidos

- Texto completo de la revista en documento word comprimido
- ¿Nadie es culpable en la expansión del sida?
- Una táctica del nacionalismo vasco: hartar al enemigo
- La toma de Bagdad. Crónica sobre una guerra
- Editorial: Viajes en el silencio: La voz y el desierto
- El tema de la vida y la muerte
- La fiscalidad como moneda electoral
- Principio antrópico
- Chile y el "Partido Popular"
- Sin miedo a destacar
- Regeneración y modernización cultural de España
- Diario de un skin: una incursión en la periferia de la sociedad
- La otra guerra
- Salvar al soldado Chirac: el petróleo, Sudán y la libertad religiosa
- La actualidad vasca en nuestros días, de Felipe González a José María Aznar
- El Partido Liberal, FPÖ (Freiheitliche Partei Österreichs)
- Algunas notas para votar con sentido
- "Tiempo sin horas: angustia de vivir"
- Algunas controversias vistas tras una guerra finalizada
- Aconfesionalidad, laicidad y laicismo: A propósito de la declaración de la Plataforma para una sociedad laica
- Una fecha
- Un catolico ante la muerte
- Revisión de la Guerra Civil Española
- XLI Encuentro de Universitarios Católicos
- «No me arrepiento de nada»
- Ejemplos de cómo una Nación se plantea la moralidad de una acción política o militar
- Católicos en la vida pública en Pamplona: por una presencia activa y transversal en política
- La Misa, un milagro de amor
- Cena de Arbil con el exdirector de los servicios informativos de RTVE
- Texto clásico: Historia General de las Indias de Francisco López de Gómara

Especial Celebración de la V visita de Su Santidad el Papa Juan Pablo II a España:

- Cristianos del canto del gallo
- Juan Pablo II, el Papa del Tercer Milenio
- Esperando a Juan Pablo II
- Los mártires beatificados y canonizados por el Papa Juan Pablo II. Una reflexión española
- El Papa de los Movimientos
- La Europa de Juan Pablo II, del telon de acero a la bandera de la Inmaculada
- ¡Viva el Papa!
- "Cum Petro", "sub Petro" hacia la civilización cristiana en el tercer milenio
- Dios parece que "recupera" su protagonismo en la cultura occidental
- El Concilio Vaticano II en el Magisterio Pontificio de Juan Pablo II
- Mi viejo Papa


CARTAS

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Revista Arbil nº 68

Chile y el "Partido Popular"

por José Diaz Nieva

El espectro político del centro derecha en Chile se encuentra dividido en al menos tres grandes bloques políticos, que desde 1989, año en el que se celebraron las primeras elecciones democráticas, tras el ínterin del gobierno militar, se vienen disputando el control y la primacía del sector

 

En primer lugar habría que referirse al Partido Demócrata Cristiano, agrupación que apoyó entusiásticamente el pronunciamiento militar del 11 de septiembre, pero que al no ver colmadas sus aspiraciones decidió pasar a encabezar la oposición política al gobierno del general Augusto Pinochet. Desde 1989 ha concurrido a los diferentes procesos electorales en coalición con una buena parte de las fuerzas políticas de la izquierda. En la actualidad esta amalgama política -Concertación de Partidos por la Democracia- está compuesta por la propia DC, el Partido Radical Social-Demócrata, el Partido Por la Democracia, y el Partido Socialista.

En un segundo plano tendríamos a Renovación Nacional y a la Unión Demócrata Independiente. La primera de estas organizaciones nacería en 1987, después la fusión de otras agrupaciones anteriores herederas en mayor o menor medida del extinto Partido Nacional. En su seno conviven dos corrientes internas que han mantenido al partido en permanente conflicto: Una encabezada por Alberto Cardemil, y que se podría identificar con el llamado sector "duro" del partido (la vieja derecha tradicional y los sectores moderados del nacionalismo), y otra encabezada por Sebastián Piñera (no obstante, de ser Andrés Allamand su máximo referente), y que representa al sector "liberal" del partido, aquellos que pugnan por convertir a RN en una agrupación política similar al Partido Popular en España, de hecho ambas formaciones guardaron unas muy cordiales relaciones en la década de los ochenta, relaciones que se resintieron una vez que la formación española formalizara su ingreso en el seno de la Internacional Demócrata Cristiana (hoy reconvertida en Internacional Demócrata de Centro, tras la elección de José María Aznar, en noviembre del 2001, como presidente de la misma).

La llamada Unión Democrática Independiente es la agrupación fundada por Jaime Guzmán, el senador asesinado en 1991 por un comando de extrema-izquierda. Su origen se encuentra en una agrupación de principios de los ochenta denominada Nueva Democracia, en la que los llamados sectores gremialistas y los Chicago Boys se dieron cita. Está considerada como el partido más próximo a la herencia del pinochetismo y, por ende, clasificada como la extrema derecha chilena; al menos eso es lo que se desprende de algunas noticias aparecidas en los medios de información y de las opiniones vertidas por algunos cientistas políticos.

Desde 1989 hasta fechas bien recientes la DC ha sido la principal fuerza política del país, pero en los últimos años ha visto cómo su poder hegemónico se ha ido resintiendo, y ello por dos motivos principales: 1º) Por el hecho de que la DC se haya visto forzada a respaldar, dentro de la coalición de la cual forma parte, a un candidato socialista. En este sentido habría que recordar que la DC ya había llevado al poder a dos candidatos democratacristianos (Patricio Aylwin, en 1989 y Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en 1993) y era la hora de ceder dicho privilegio a un representante que fuera miembro de una de las diversas tiendas socialistas que configuran la citada coalición (el actual presidente de Chile, Ricardo Lagos, se impuso en una votación interna al candidato propuesto por la DC, Andrés Zaldivar). 2º) Por la debacle sufrida en las elecciones parlamentarias del 2001, en aquella ocasión los candidatos del PDC tan sólo lograron el 18,92% de los sufragios, quedando en un segundo lugar, muy por debajo de su habitual votación.

Por su parte en la derecha, a medida que RN ha ido perdiendo en credibilidad, dadas las continuas disputas internas, la UDI ha logrado, tras un gran esfuerzo, convertirse en el primer partido del país con un 25,18% de los votos, a los que habría que sumar el 5,32% de los sufragios obtenidos por los candidatos independientes de la Alianza por Chile, dado que la gran mayoría de ellos han sido apoyados, o han firmado con posterioridad a su elección, por la UDI. Con todo ello la UDI ha logrado situarse en unas condiciones inmejorables para volver a intentar que un candidato de sus filas, o próximo a ellas, vuelva a concurrir como el abanderado del centro-derecha en las elecciones presidenciales del año 2005.

Ahora bien, nos podemos encontrar con un gran problema: que tras las elecciones a celebrar en ese año sea un candidato apoyado por la UDI quien se alce con la victoria. Ello puede ser deseable, sin duda, pero de confirmarse esa posibilidad nos encontraríamos con un partido que carecería de interlocutores en Europa y en gran parte del continente americano, con un lastre, además, de ser una formación extremista que habría, por lo menos, que poner en cuarentena. Es posible que tras esta posibilidad estén las explicaciones de algunos movimientos que la UDI está tratando de dar en los últimos años, sobre todo lo que puede entenderse como un intento de acercamiento al centro político. Tal vez esto pueda explicarnos por qué en el mes de julio del 2002, durante la celebración del Consejo General de la UDI, Pablo Longueira, anunciase que su agrupación inscribiría, en el Servicio Electoral, el nuevo lema de la citada formación: "UDI, el Partido Popular", lema que debería ser incluido en el nuevo logo que desde ese momento utilizaría la colectividad.

Ante estas pretensiones -y siguiendo las noticias que aparecieron en diversos medios de comunicación- la DC debió montar en cólera. ¿Cómo la extrema derecha chilena tenía la osadía de tratar de autodenominarse "Partido Popular"?. En un intento de evitar tal pretensión, Gutenberg Martínez, expresidente de la DC, ya venía realizado, desde fines del 2001, diversas gestiones para impedir que la UDI pudiera usar la expresión de "Partido Popular". Para ello, la DC había inscrito en el registro varias acepciones partidistas con la coletilla de "Popular". En aquel tiempo, y de forma paralela, varios hijos de destacados próceres de la DC, incluido el del citado líder democratacristiano, presentaron las firmas requeridas ante el Servicio Electoral para crear un partido político con ese nombre; sin embargo, los jóvenes democratacristianos no continuaron con el trámite legal y el asunto nunca fue oficializado.

Dado que la colectividad gremialista no tenía lema, Pablo Longueira y Juan Antonio Coloma optaron por registrar la frase "UDI, el Partido Popular". Ésta era una vieja aspiración de Longueira, quien desea transformar a su tienda -como se ha apuntado con anterioridad- en un partido más anclado en el centro; en un intento de continuar los pasos seguidos en España por el Partido Popular. Estas intenciones de Longueira ya eran conocidas, y de ellas había alertado a los miembros de su colectividad en un cónclave gremialista efectuado en 1998, donde señaló que su partido debía repetir la historia de la Falange Nacional y alcanzar el centro político. Claro está que esto de compararse con la primitiva organización democristiana no constituía una novedad en el seno de la UDI, ya en 1991 Hernán Larraín había hecho alguna declaración en este sentido, aunque dando la vuelta al argumento: "la Falange fue un grupo que se separo del Partido Conservador y de la derecha, un grupo generacional movido por una inspiración cristiana, con vocación popular importante. En este sentido creo que quienes integraron la Falange si volvieran a empezar, formarían la UDI".

Podemos afirmar -a priori- que este empeño por parte de la UDI de incluir la coletilla de "Partido Popular" pudiera hacer comprensible la rabieta de la DC; y ello lo podemos fundamentar en diversas razones principales:

1º) El hecho de que la sección europea de la antigua Internacional Demócrata Cristiana en el seno del Parlamento Europeo ya había adoptado el nombre de Partido Popular Europeo y que diferentes agrupaciones adheridas a la citada internacional vienen utilizando dicha denominación.

2º) Que en el propio Chile la primera agrupación democristiana, creada en 1921 por Bartolomé Palacios, un antiguo dirigente conservador, adoptó el nombre de Partido Popular, a imagen y semejanza del Partito Popolare Italiano de Luigi Sturzo. No sería ésta la única formación que con tales principios políticos incluyera en su denominación el termino "Popular". Se podría, así, acudir a recordar al llamado Partido Corporativo Popular, formación creada en 1932 por Carlos Vergara Bravo , que por aquel entonces se desempeñaba como catedrático de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

3º) En sus reclamos ante el Servicio Electoral la DC también incluyó partes del programa político de Eduardo Frei Montalva, donde se hablaba del "movimiento nacional y popular" que dio origen a la Falange Nacional, primero, y a la DC, después. Esta idea fue una de las consignas claves del Partido Demócrata Cristiano en las elecciones presidenciales de 1964.

Si bien todo lo anterior es cierto, también habría que puntualizar, en contra de las pretensiones de la DC chilena, que el uso del termino "popular" no ha sido exclusivo de su colectividad. Por qué no recordar, por ejemplo, las diferentes coaliciones electorales de la izquierda chilena que utilizaron dicho vocablo: Frente Popular, Frente Revolucionario de Acción Popular o Unidad Popular. Y eso sin hacer mención de algunos partidos de esa tendencia, tales como el Partido Socialista Popular, la Acción Popular Independiente, o el propio Movimiento de Acción Popular Unida. Claro está que también se podría acudir a diversos ejemplos en el campo del nacionalismo y del populismo ibañista, se pueden así recordar a la Alianza Popular Libertadora, la Vanguardia Popular Socialista, el Partido Nacional Popular, o los Comandos Populares .

Para finalizar esta aproximación a los partidos y agrupaciones "populares" deberíamos recordar que previamente a los intentos de la DC por registrar diversas marcas con la terminología popular, dicha colectividad había sufrido una pequeña escisión, en 1997, encabezada por Ramón Elizalde, Gustavo Ramírez y Samuel Venegas, que adoptó la denominación de Partido Popular Cristiano. Por cierto, que dicha agrupación prestó su apoyo a Arturo Frei Bolivar, otro exDc, en sus aspiraciones presidenciales dentro de una coalición que se presentó al electorado bajo la denominación de Alianza Popular.

Pero, más allá de lo relatado hasta este momento, habría que afirman que la UDI es un partido popular por derecho propio, y no por una simple denominación aleatoria. Lejos de ser el partido de los ricos y de la gente pudiente, como se afirma desde la DC y la izquierda, la UDI es una partido que desde sus orígenes ha buscado el apoyo de los sectores más humildes, luchando por su transformación. Es a esta permanente lucha a la que se refería el diputado Patricio Melero cuando afirmaba: "Nuestro partido popular ha sido popular desde su comienzo, desde su fundación en 1983, cuando fue definido como un partido popular, de inspiración cristiana y partidario de la economía social de mercado. Hoy día algunos se sorprenden porque la UDI toma su eslogan de Partido Popular, pero por qué se sorprenden si hace ya casi dos décadas que hemos afianzado nuestro trabajo en los sectores populares. No es acaso la mejor evidencia empírica de ello el respaldo creciente y contundente que hemos obtenido justamente de los sectores populares, lo que nos permite elegir parlamentarios, alcaldes y concejales, expresamente en esas comunas más populares del país. Cuando se enojan y se molestan y nos dicen que estamos aprovechándonos de un nombre, la verdad de los hechos demuestra todo lo contrario, los nombres son lo que las instituciones y las personas que lo integran representan. Hoy día la UDI es más popular que la suma de los esfuerzos de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista juntos, y vamos a seguir enfatizando este carácter popular porque es de la esencia fundacional de la UDI , eso es lo que nos motivó, así nacimos y así vamos a seguir a futuro".

Ya en 1991, en un pequeño folleto de la UDI, editado como documento de trabajo previo al congreso ideológico a celebrar por dicha agrupación en ese año, se definía como un movimiento "popular" , con "sentido cristiano" que apostaba "por la libertad". Y se precisaba que al definirse como un "partido popular" se hacía por dos motivos: "1) Aludir al pueblo, protagonista y destinatario de la acción del partido. La UDI proclama una definición integradora porque la noción de pueblo supera las divisiones que puedan introducirse al interior de la nación. Del pueblo chileno forman parte todos, sin exclusión. 2) Poner como centro de nuestra acción un afán permanente por aliviar la situación de los más pobres, asumiendo un compromiso prioritario con quienes sufren la indigencia. Esto se manifiesta en la vigorosa presencia y acción, en nuestro partido, de personas pertenecientes a los sectores más necesitados. La UDI corta verticalmente a la sociedad chilena".

En aquel mismo año Hernán Larraín contestaba de la siguiente manera a un cuestionario : "A la UDI es posible definirla desde una triple perspectiva. Somos un partido popular, libertario y con sentido cristiano" . Y aclaraba: "Popular, puesto que es el pueblo el protagonista y destinatario de nuestra acción política, entendiendo a éste en un concepto amplio y sin exclusiones de ninguna especie. Popular también, ya que nos obsesiona la idea de poder aliviar, definitivamente, la situación de pobreza por la que atraviesan muchos de nuestros compatriotas. Este perfil popular al que aludo tiene plena confirmación electoral,...en el partido coexisten personas de todos los extractos sociales. Es posible afirmar, con toda certeza, que la UDI corta verticalmente a la sociedad chilena".

Inicialmente, y conocedores de cómo la izquierda manipula y maneja con su verborrea demagógica a los sectores más afectados por la pobreza, la UDI se propuso acercarse a estas clases sociales, sabedores de que era necesario romper esa barrera levantada artificialmente que trata de separar a los sectores llamados populares de los partidos no marxistas. De esta labor se hicieron cargo, en un principio, Luis Cordero y Alfredo Galdames, y más tarde Andrés Chadwick, Pablo Longueira y otros. En 1984, meses después de la formación de la UDI, se constituye el Comité Directivo de dicha formación en la población José Maria Caro, a este primer Comité le siguieron los de otras poblaciones populares, como los abiertos en San Bernardo, San Miguel, La Pintana, Cerrillos, Conchalí, Lo Hermida, etc. La izquierda no podía permitir que la "reacción" le disputase la calle, y mucho menos en aquellas poblaciones que había considerado como propias e inexpugnables. Tal vez por ello, en el atardecer del 1 de abril de 1986, un joven militante de la UDI, Simón Yévenes, fue ametrallado por extremistas de izquierda en su negocio en La Granja. Este joven gremialista había sido el principal impulsor del departamento poblacional de la UDI en la citada comuna. Como es costumbre, en este tipo de acciones, fue asesinado en forma fría, brutal y cobarde por el Frente Manuel Rodríguez; pero con su muerte la izquierda sólo consiguió reafirmar en el seno de la UDI su voluntad de luchar contra la izquierda en los terrenos más difíciles, junto a los más desposeídos, disputando palmo a palmo las poblaciones a esa izquierda demagógica que promete el pan a los llamados parias de la tierra, pero que sólo ha sabido traer el hambre y la desesperación sobre millones de persona. Durante los funerales de este joven militante de la UDI, Jaime Guzmán pronunció, ante la plana mayor de la UDI, las siguientes palabras: "la sangre de Simón Yévenes no nos permitirá dar un paso atrás en nuestra tarea de consolidar la UDI". Y agregó con dramatismo: "tengo la convicción de que el próximo será uno de nosotros"; nadie podría esperar que el próximo fuera precisamente él mismo.

La labor de la UDI en estos sectores populares no fue algo anecdótico y ha preocupado, cuando no incrementado hasta nuestros días. Convirtiéndose esta labor en un elemento clave en la formación de líderes juveniles, de tal forma que todos los militantes jóvenes de la UDI deberán cumplir obligatoriamente con el requisito de imbuirse en la realidad poblacional si aspiran a cargos, ya sean de elección popular o internos del partido. En esta labor ha jugado un papel importantísimo la Fundación Jaime Guzmán, que lleva años destinando a jóvenes licenciados de las universidades a ejercer diversas funciones en municipios de los sectores populares; de esta forma la fundación Jaime Guzmán no sólo se ha convertido en una escuela de formación de los futuros candidatos municipales y parlamentarios, un semillero de donde saldrán los futuros líderes del partido, sino que además se ha marcado como meta que estos aparte de formarse en el campo de las ideas también lo hagan en el campo de lo social, y no de forma demagógica sino comprometiéndoles en el desarrollo cultural y económico de estos sectores.

Sea como fuera la presencia popular en la UDI en los sectores populares se ha visto recompensada por el apoyo electoral que la citada formación viene recibiendo en las comunas más populares, apoyo que además se ha ido incrementando en los últimos procesos electorales. Este apoyo ya quedó demostrado en las elecciones de 1989, cuando, contra todo pronostico, Jaime Guzmán Errázuriz se alzaba con un puesto en el Senado, desplazando a todo un Ricardo Lagos, a quien las encuestas daban como seguro electo por la Región Metropolitana Poniente, que incluye poblaciones tales como Pudahuel, Conchalí, Cerro Navia, Recoleta, o San Bernardo. Este resultado sorprendente era una muestra palpable del apoyo que la UDI tiene en determinados sectores populares.

Años mas tarde, tras las elecciones municipales de 1996 la UDI continuó una marcha ascendente logrando un importante incremento en su votación (en aquella ocasión la UDI logró el 11,99% de los sufragios, con un total de 820.680 votos) lo que le permitió la elección de 44 alcaldes, 234 concejales y 31 Cores, en comunas grandes y chicas, urbanas y rurales,...; cuatro años más tarde la UDI paso a controlar un total de 84 municipios, con un total de 377 representantes municipales y 44 Cores. Entre las alcaldías en manos de la UDI se encuentran las comunas de Conchalí, Huechuraba, Recoleta, Estación Central, Peñalolen, La Cisterna, San Miguel, San Bernardo, Maria Pinto

Sin duda alguna la comuna de Conchalí se ha convertido en todo un referente. En las elecciones municipales de 1992, José Piñera, un independiente apoyado por la UDI, alcanzó en la dicha comuna una votación superior al 19,9 % de los sufragios, con un total de 19.175 votos, convirtiéndose en la primera mayoría individual, y ello a pesar que la diferencia entre la lista de la derecha (Participación y Progreso) y el centro-izquierda (la Concertación ) era de casi veintiocho puntos porcentuales a favor de esta última. Casi diez años más tarde, Joaquín Lavín, el candidato independiente de la derecha en las elecciones presidenciales de 1999, y salido de las filas de la UDI en un intento de alcanzar una mayor independencia, lograba en la referida comuna un total de 36.623 votos, aproximadamente el 43% de los sufragios. En las últimas elecciones parlamentarias del 2001 el candidato de UDI, Pablo Longueira, se alzaba con un acta de diputado por el distrito 17, que comprende las comunas de Conchalí, Huechurba y Renca; de los 61.319 votos obtenidos, 28.903 correspondían a la comuna de Conchalí.

No obstante, convendría puntualizar que más de un quinto de los votos de la UDI en la Región Metropolitana provienen de los dos distritos más acomodados de la capital, los que incluyen Las Condes y Providencia (327.956 votos consiguió la UDI en estos dos distritos en las últimas elecciones parlamentarias). Por otro lado también convendría recordar que la UDI no ha logrado romper la hegemonía de la izquierda en algunos distritos; se puede hacer referencia – principalmente, al que corresponde con el nº 45, en el cual se incluye la comuna de Coronel, y en el cual ha permanecido en las manos de la Concertación desde 1989, claro está que junto a esto convendría también resaltar que la UDI roza un apoyo superior al 20% en la propia Coronel, o en la comuna de Lota; comunas que por otro lado son un referente historia de la izquierda chilena.

Para finalizar este repaso de la evolución electoral de la UDI podríamos centrarnos en el distrito 20, correspondiente a la comuna de Maipú, donde el citado partido creció en un 72,9% a costa de la votación de RN, pero también, y eso es lo más sorprendente, del mismísimo Partido Comunista y del Partido Humanista. En su aumento habría que destacar un 27,4% procedente de la DC. Esto nos indica, además que la UDI se disputa los votos de los sectores populares y modestos que tradicionalmente votaron por sectores más progresistas,

No cabe duda que la UDI es un partido popular que cruza transversalmente todas las capas sociales del Chile actual, pero nos cabe una pregunta más: ¿ Tras los planes de Longueira está la idea de reconstruir el centro-derecha?. Este destacado personero de la derecha ya había afirmado con anterioridad: "Siempre he planteado al Partido Popular como una nueva expresión de centroderecha, que no sólo incluya la fusión de RN y la UDI, sino que incorporemos al mundo de la DC que en el fondo se va a ir reestructurando en un partido de centroderecha".

Los planes de Longueira y su grupo tan sólo tienen dos graves problemas: uno de carácter interno y otro de carácter externo. En primer lugar la UDI no juega sola a esto del "Partido Popular", ni mucho menos a ocupar el espacio del centro. Además en los últimos tiempos, y tras un largo retiro de la escena política, ha reaparecido alguien que parecía dormido u olvidado, nos referimos a Andrés Allamand. Este personaje trae consigo un nuevo proyecto de constituir un referente liberal que trastocaría incluso la composición de las actuales coaliciones electorales. Al parecer, si al tenor de las diferentes declaraciones realizadas por Andres Allamand, el antiguo líder de RN estaría dispuesto a integrar un nuevo frente político junto a Jorge Schaulson y Andrés Zaldivar, dirigentes de la DC y del PPD, respectivamente. Las palabras de Alamand no han caído en saco roto y otra parte, y altos dirigentes de la DC, como Jaime Ravinet, según declaraciones hechas en Madrid, la base de Gobierno se podría abrir hacia sectores liberales de RN y empresariales. Esta operación, si sumamos las votaciones de RN, PL, DC, PRSD, PPD, e independientes de ambos pactos, implicaría la configuración de un nuevo frente político con una votación cercana al 55%; teniendo además la seguridad que una pinza entre la izquierda extraconcertacionista, el Partido Socialista y la UDI sería inviable. Además, esta hipotética operación, podría provocar una importante fuga de votantes del PS y de la UDI hacia ese nuevo referente. En Ciencia Política no es conveniente adivinar el futuro, pero de llevarse a la practica esta operación, bien podría implicar la practica desaparición de la UDI de la escena política.

La idea de acercar a la DC y a RN es también antigua, ya en 1991 Andrés Allamand contestaba así a la siguiente pregunta: "¿De qué partidos políticos chilenos se siente su organización más cercana?. A esta pregunta Allamand respondía: "Hay que distinguir lo contingente y lo conceptual. En lo contingente el partido más próximo a RN es la UDI. Ambos estamos en la oposición y compartimos ciertos enfoques básicos. En lo conceptual yo aprecio coincidencias también con el PDC, especialmente a partir de la modernización reciente que el pensamiento de dicho partido ha experimentado. Hoy el PDC chileno ha abjurado del socialismo comunitario y, finalmente se ha adherido a la economía social de mercado".

En el orden externo la UDI choca con su aislamiento internacional, y ello pese a estar inmerso en dos internacionales la Unión de Partidos Latino Americanos y de la International Democrat Union. En igual situación se encuentran tanto la Alianza Republicana Nacionalista de El Salvador como la Nueva Fuerza Republicana y la Acción Demócrata Nacionalista de Bolivia, partidos que gobiernan, o han gobernado, sus respectivos países. Ahora bien, y sin ánimos de menospreciar a nadie, Chile no es Bolivia, ni mucho menos El Salvador. Este país andino es, hoy por hoy, la economía más fuerte de Iberomérica, y ha firmado acuerdos en esta materia tanto con la Unión Europea como con el Tratado de Libre Comercio. Esta situación podría implicar que los partidos gobernantes deberían poder tener unos interlocutores validos que pudieran posibilitar el buen desarrollo de los acuerdos tomados entre los diferentes países, sin que diferencias políticas de segundo orden interfirieran en ello. Ahora bien, este punto es muy relativo, y el centro-izquierda -e incluso algunos sectores de la derechista Renovación Nacional- juega de forma maniquea con este punto, olvidándose que una cosa son las internacionales partidistas y otra muy distinta son los acuerdos y las obligaciones internacionales a las cuales los diferentes Estados se someten.

No obstante la UDI en este punto tiene muy pocas alternativas. Una es el acercamiento a la actual Internacional Democrática de Centro ( donde tiene buenos interlocutores, como el Partido Conservador británico, la CSU bávara, el Partido Republicano norteamericano...) o bien con otros grupos políticos de derecha, como el irlandés Fianna Fail, la italiana Aleanza Nacionale, el portugués Centro Democrático Social-Partido Popular, el Dansk Folkeparti, o la Rassemblemenet pour la France de Charles Pascua; todos ellos conforman el Grupo de Unión por la Europa de las Naciones en el seno del Parlamento Europeo.

Sea como fuere, es lógico pensar que la UDI quiera romper, de cierta manera, una imagen que le une en demasía al gobierno militar del general Pinochet, pero para ello no debería tomar como ejemplo el caso del Partido Popular español, cuyo gran empeño ha consistido en condenar todo aquello que le pudiera vincular, de forma directa o indirecta, con el franquismo, y con todo aquello que este vocablo – totalmente impreciso- pudiera implicar

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José Diaz Nieva

 


Revista Arbil nº 68

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