Las cajas de ahorros y montes de piedad nacieron al amparo de la Iglesia como forma desarrollada de ejercitar la caridad cristiana. Frente a la usura practicada por los judíos, los montes de piedad emitían préstamos a tipo cero, aunque con garantías en caso de impago. Tanto los préstamos como los "empeños" eran las fórmulas que permitían a viudas, estudiantes y demás necesitados "tirar para alante". Por buscar un paralelismo entre los antiguos montepíos y la actualidad, aquellos serían algo parecido a la figura del "microcrédito": más cercano de la caridad que del negocio. Por gracia o por desgracia, las cajas tuvieron un crecimiento espectacular, descafeinando su espíritu inicial, pero incardinándose en la estructura económico financiera de la sociedad. Su desarrollo ha sido paralelo al del sector financiero puro, con sus antiguos matices de coeficiente de inversión social obligatorio, y desarrollo en el ámbito local. Sin embargo, estos matices también se han ido descremando, y junto al proceso de concentración bancaria vivido en España en los últimos 10 años, las cajas han sufrido un espectacular desarrollo expansivo. Han arrancado a la banca depósitos, créditos, clientes y oficinas, suponiendo actualmente cerca del 50 por ciento del sistema financiero español. Y no sólo eso, sino que tras la crisis del Español de Crédito, las desinversiones del SCH y el poco espíritu industrial del BBVA, La Caixa y Caja Madrid se han convertido en los grandes entramados industriales de España. La Caixa controla la inmobiliaria Colonial, Gas Natural, Aguas de Barcelona. Además, participa de forma significativa en el Banco de Sabadell, Repsol, Enesa e Iberdrola. Le sigue de lejos Caja Madrid con presencia en Indra, Iberia, NH Hoteles, Endesa y Sogecable. No está mal para tratarse de entidades sin ánimo de lucro y sin accionistas para los que "generar valor". Las cajas son el referente industrial, financiero y cultural de la sociedad española. Demasiado poder suelto como para que los políticos no metieran sus manos. ¡Menos mal que tanto el PSOE y el PP insisten en despolitizar las cajas! A la intromisión de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas ya estabamos acostumbrados. También a la estrecha relación de La Caixa con la Generalitat de Pujol y con el PSC de Maragall, por si acaso... Tampoco sorprende la voluntad de Simancas de querer nombrar un presidente "progresista" para la presidencia de Caja Madrid. Pero la presión está subiendo grados en las últimas semanas. Primera estación. El gobierno amaga con reducir el poder político de las participaciones de las cajas a un 3 por ciento. Rumor desmentido porque el Ejecutivo Aznar no puede asumir el coste político de semejante atentado al principio de libertad de empresa. Tras el amago viene la banderilla. El gobierno insiste en someter a las cajas a los principios de transparencia de la ley financiera: consejeros independientes, transparencia en la remuneración de directivos, etc. Y tras la banderilla, el rejón: descentralizar la labor de supervisión no financiera. Es decir, someter a los montepíos al control de las Comunidades Autónomas. Una medida coherente con las últimas declaraciones del gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, que insiste en que las cajas no se expandan fuera del territorio de su sede social. Es decir, el modelo preliberalizador. ¿Qué pretende el Sr. Caruana? ¿Limitar la libertad de empresa? De forma análoga, ¿se recomendará a los textiles catalanes que no comercialicen sus productos fuera del territorio del molt endeudable? Pero los cajeros tienen poco margen de maniobra porque en la mano de Caruana está la llave de "flexibilizar" las exigencias normativas del International Accounting Standard que sólo permite la consolidación en caso de que una entidad financiera participe en más de un 20 por ciento en una compañía cotizada. Un criterio que de aplicarse, dejaría fuera a la práctica totalidad de las participaciones industriales de todas las entidades financieras españolas. Caruana ha anunciado que "flexibilizará" esta medida permitiendo la consolidación si la participación alcanza el 5 por ciento y la "autoridad monetaria" considera que la entidad ejerce una "notable influencia en la gestión". Concepto este de "notable influencia" suficientemente arbitrario para que las cajas prefieran callar. ¿Liberalismo?. ·- ·-· -··· ·· ·-·· Luis Losada Pescador |