El lunes 17 de noviembre de 2003, Ernesto Ladrón de Guevara, actual portavoz de Unidad Alavesa y parlamentario por este partido en las Juntas Generales de Álava, pronunció una conferencia pública, organizada por la Fundación Sociocultural Leyre en Pamplona, bajo el título de ¿Álava como Navarra?; evento que disfrutó de una gran acogida en los diversos medios de comunicación presentes en la Comunidad Foral. Desarrollada en la Cámara Navarra de Comercio e Industria, con su salón de actos repleto de un público que siguió, con expectación, la extensa exposición del político alavesista; este antiguo militante del PSOE, y cualificado miembro del Foro de Ermua, expuso la postura y propuestas de este castigado partido español. Ante todo debe partirse de una importante premisa. Álava era es- una provincia muy "castellana". Desde este hecho histórico incuestionable, el alavesismo parte de una realidad: la conciencia de la propia identidad cultural, etnográfica, histórica y legal, que configuran una genuina manera colectiva de su ser. No obstante, especialmente desde hace 25 años, esta mentalidad popular viene siendo destruida, de forma intencionada, por el nacionalismo vasco gobernante. Siguiendo un sistemático programa de aculturación "vasquista", la acción educativa del Gobierno vasco, al igual que en otros ámbitos colectivos, persigue unos evidentes efectos políticos, a medio y largo plazo, al servicio de su particular proyecto secesionista. En definitiva, la educación concebida como un instrumento fundamental de la construcción nacional vaca. Muchos alaveses, descontentos ante el progresivo olvido de su identidad y la imposición desde el "Gobierno de Vitoria" de una cultura -en buena medida- ajena a su naturaleza, crearon Unidad Alavesa, expresión política de sectores decisivos de ese alavesismo cultural que hemos mencionado al principio. El nacionalismo vasco liderado por el PNV, que viene aplicando escrupulosa e implacablemente las diversas fases de una estudiada estrategia política, se propuso de forma prioritaria arrollar esa conciencia alavesista; particular expresión del sentimiento españolista en aquella tierra. En este difícil contexto, y ante el reto secesionista del "plan Ibarretxe", Unidad Alavesa no se ha limitado al rechazo formal del mismo, sino que ha elaborado, activamente, una propuesta que nace de su propia identidad; no limitándose a ser de esta manera- una mera reacción política y jurídica. Su alternativa, de un Estatuto Alavés, podrá parecer complicada o poco realista, pero hay que reconocerle, entre otros méritos, uno evidente: el del efecto sorpresa. Y esto es muy interesante. Buena parte del actual debate político, originado por el reto del plan Ibarretxe, parece predeterminado, al menos, en las respuestas al mismo. La propuesta alavesista de Álava como Navarra rompe, en buena medida, ese escenario de una manera con la que no contaban los nacionalistas vascos. De esta sorprendente forma, el PNV y sus aliados han descubierto que, en el campo constitucionalista, también hay ideas, capacidad de respuesta, posibilidades de sorpresa. El portavoz de Unidad Alavesa basa su propuesta en el siguiente razonamiento. Si, en su momento, los vascos pactaron un Estatuto de Autonomía, al amparo de la Constitución española, que los nacionalistas han dado por desahuciado, ante semejante falta de lealtad los alaveses se sienten libres y desvinculados del mismo. Así, Ernesto Ladrón de Guevara afirmó, ante su auditorio, que ese pacto estatutario, que tanto afectó a la identidad de Álava, se encuentra agónico. En esta situación, algo hay que hacer. En primer lugar, habrá que volver años atrás, correspondiendo a Álava la facultad de proponerse como Comunidad uniprovincial, mirando a su pasado histórico y a la experiencia de Navarra; una consolidada Comunidad Foral también objetivo del expansionismo nacionalista vasco. Esta propuesta, que a muchos escandaliza y a todos sorprende, no parte de una elaboración teórica de laboratorio. Se remiten, además de a un sentimiento colectivo, a la historia concreta y real, pues cuenta con diversos antecedentes, lamentablemente, poco conocidos. Ya en 1917, y en otras ocasiones a lo largo de la Segunda República española, se produjeron diversas propuestas, en esa misma dirección, que Ernesto Ladrón de Guevara dio a conocer en Pamplona. No seamos ingenuos. El alavesismo atraviesa su peor momento. Culturalmente, está siendo enterrado por los modelos etnográficos y educativos del "vasquismo". Políticamente, Unidad Alavesa sufre su fase más baja. Sin embargo, su capacidad de propuesta y de ilusión, de lucha y de novedad, permanece. Y su sorprendente propuesta, así lo demuestra. En unos momentos en que, para algunos, los partidos constitucionalistas sufren una preocupante baja capacidad de propuesta alternativa al "plan Ibarretxe", bien harán éstos en contar con los alavesistas para afrontar, con imaginación y éxito, un amenazante futuro común. Ninguna entidad social, ni política, sobra en el actual escenario del constitucionalismo presente en el País Vasco. La responsabilidad debe presidir las decisiones de sus políticos y dirigentes. Ello exige que, las diversas fuerzas políticas y el movimiento cívico vasco, se manifiesten con seriedad, libertad e independencia. Ninguna realidad colectiva debe ser ahogada o instrumentalizada. Sólo del libre debate, de su riqueza y creatividad, pueden surgir las necesarias propuestas, realistas y con perspectiva de futuro, que la situación exige. ·- ·-· -··· ·· ·-·· José Basaburua |