En conmemoración y recuerdo
del Día de los Inocentes, el pasado 27 de
diciembre en Zaragoza, y el 28 en Madrid,
diversos grupos provida nos hemos concentrado
ante clínicas abortistas, en protesta con los
abortos que en ellas se practican y recuerdo
emocionado de los miles de niños inocentes que
en ellas son triturados hasta morir a cambio de
vil precio.
En Zaragoza, la concentración se efectuó ante
la Clínica Actur el sábado 27, convocada por la
Asociación AINKAREN En Defensa de la Vida
y apoyada por el Partido Familia y Vida-Aragón y
otras instituciones y organismos afines. En esta
localidad era la primera vez que se realizaba una
manifestación de estas características, y a
pesar del frío reinante puede decirse que se
cumplieron los objetivos al concentrarnos, un
grupo bastante numeroso y reivindicativo de
personas, adultos, niños y hasta bebés de corta
edad junto con las mamás de la Casa Cuna de
AINKAREN, frente a las puertas de la Clínica
abortista Actur.
Nadie diría al ver la pulcritud y buena
apariencia de la fachada de la clínica,
que allí se matan niños a diario. Hubo
presencia policial, pero el acto se desarrolló
sin problemas, con pancartas alusivas y
coreandose nuestros lemas habituales, que pese a
ser verídicos quizás por eso- tanto
incomodan a los aborteros. La concentración
concluyó a las 12 horas con la lectura del
manifiesto que reproduzco, por parte de Teresa
Gonzalez, Presidenta de AINKAREN:
- Defendemos la Vida humana porque
consideramos que el Derecho a la Vida es el
fundamental y primero de los derechos humanos,
sin éste todos los demás carecen de sentido.
- Exigimos la protección de la Vida humana desde
el momento de la concepción hasta su
terminación por causas naturales, oponiéndonos
a cualquier interrupción intencionada de la Vida
durante ese plazo, en especial la que hoy nos
convoca: el aborto, que provoca voluntariamente
la muerte de un ser humano indefenso.
- Recordamos a la sociedad que el aborto es un
homicidio, un delito, aunque haya sido
despenalizado en determinadas circunstancias, lo
que tiene como finalidad directa terminar con una
vida humana naciente, algo incompatible con las
más elementales normas éticas.
- Reclamamos la derogación de la Ley de
despenalización del aborto y modificación del
Código Penal. En el tiempo que transcurra hasta
su derogación solicitamos -al menos- el
establecimiento de un Reglamento que garantice la
aplicación literal de dicha Ley, evitando la
total impunidad actual y exigiendo la
autorización judicial previa.
- Acusamos a nuestros gobernantes de
prevaricadores por no respetar, ni tan siquiera
la ley vigente, cuya estricta aplicación
reduciría significativamente el número de
abortos.
- Propugnamos que el informe psiquiátrico
emitido para justificar el 97% del los abortos
practicados en nuestro país, sea realizado por
un médico ajeno a la clínica donde se efectúe
el aborto.
- Exigimos al Gobierno que aplique medidas
políticas y presupuestarias en apoyo a la mujer
embarazada y su hijo. La experiencia de una
organización asistencial como AINKAREN demuestra
que en cinco años hemos ayudado a casi 200
madres y han nacido otros tantos niños en
nuestra Casa Cuna. Ninguna mujer convenientemente
apoyada y protegida quiere abortar a su hijo.
- Todavía hoy, acabado el año 2003, la Ministra
de Sanidad Doña Ana Pastor nos oculta las cifras
de abortos practicados en España
correspondientes al año 2002. Exigimos la
inmediata publicación de las cifras de la
vergüenza. (Año 2001: En España 67.857 abortos
)
- Reclamamos a todas la Instituciones, Organismos
y Medios de Comunicación, que situaciones tan
dramáticas como la guerra, el terrorismo, la
violencia, tengan el mismo tratamiento que la
mayor tragedia que sufre nuestro país: el
aborto.
La concentración de Madrid, a la que también
acudió el que suscribe, tuvo lugar ante el mayor
centro de muerte abortera en España Dator
Médica, el segundo calificativo es para
despistar, se entiende, pues allí se matan
impunemente unos 7.000 niños al año. La
convocatoria la efectuó el psiquiatra y profesor
de la Universidad Autónoma Dr. Jesús Poveda, un
líder carismático, al que el movimiento provida
no agradecerá nunca suficiente su determinación
y valentía en defensa de la vida. A este héroe
que lo arriesga todo por salvar vadas, alguien le
tendrá que poner una calle algún día, se lo
merece.
La invitación al acto se efectuó por parte del
Dr. Poveda en los términos más prudentes que
esperarse pueda: para rememorar, reflexionar y
reposar, sentado pacíficamente ante la acera
más mortal del país, la de la Clínica Dator.
En cambio, a diferencia de Zaragoza, desde el
principio se vió claro que no iba a ser un día
fácil . Alguien había movido sus hilos y un par
de dotaciones de la Policía Nacional nos fueron
pidiendo con malos modos nuestra identificación,
conforme llegábamos al lugar. De nada sirvió
nuestra prudencia, los matrimonios con niños ni
nuestra reivindicación respetuosa. No se iba a
permitir.
A pesar de la amenazas policiales reiteradas de
detención claramente desproporcionadas-
algunos valientes se sentaron a un par de metros
de la puerta de la Dator, sin hacer ni decir
nada. Durante un par de tensas horas aguantaron
estoicamente frente a la puerta y finalmente la
Policía se llevó detenidos al Dr. Jesús
Poveda, y al matrimonio Sanchez-Colomer.
Peligrosísimos parece ser, ya que se les trató
y esposó como vulgares delincuentes de forma
humillante. El negocio es el negocio, y la Dator
ese día había perdido dinero. Algo
imperdonable, parece ser.
Si por defender respetuosamente la vida de un
niño, frente a un centro cuya única finalidad
es matarlo a cambio de precio, quien acaba
detenido es el que clama por el niño y no quien
lo mata, nos hemos vuelto locos, algo funciona
demasiado mal.
Un consejo final, amable lector, si quieres
defender la vida de los niños, y la tuya propia,
no esperes, no dudes en manifestarte
pacíficamente ante una clínica abortista de tu
ciudad el año próximo. Tal vez cuando te
quieras dar cuenta, descubres con horror te has
acostumbrado a la muerte de inocentes. ¿Lo has
hecho?. Mira en tu interior, pregúntatelo y
actúa antes de que sea demasiado tarde.
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Daniel Arnal
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