Ante los problemas a los que el hombre se enfrenta al inicio del siglo XXI, los sanitarios, como la pandemia del sida, parecen querer derribar siglos de civilización desarrollo y cultura. Siempre se ha dicho que prevenir es mejor que curar; y entre las prevenciones, a ser posible, la primaria, que elimina todo riesgo y preocupación. La epidemia del sida sigue en aumento. El mundo la ha visto crecer y crecer, confiando en que alguien hará algo y conseguirá frenar el sida. Alrededor de 45 millones de personas se han contagiado en el mundo, pero aun no parece una cifra suficiente para ponernos a luchar en serio. En una sociedad cuyo tótem es el dinero, se confía en que él debe ser quien nos salve. Y en una sociedad donde siempre es imperativo disponer de amplias autopistas de libertad, esta sociedad no es capaz de impedir que por esas mismas autopistas, el virus del sida corra veloz contagiando a miles de personas todos los días. Ante problemas como los accidentes de tráfico, consumo de drogas, maltrato doméstico, etc. siempre pensamos en la educación como remedio. Educa al niño y no tendrás que encarcelarlo de adulto, decían los filósofos griegos. Ahora bien, ¿sabemos todos que es educar? Educar no es simplemente conducir, enseñar o guiar, y por ello nunca podremos decir de alguien que se educó para delincuente. Educar es descubrir y hacer brotar en un individuo todo lo mejor que tiene una persona. La prevención del sida requiere de educación; pero no simplemente el concepto de educación sanitaria normalmente en uso, sino el concepto de costumbres saludables. Así por ejemplo, la prevención contra el tabaquismo no es aconsejar cigarros light o saber expulsar el humo sin tragarlo, sino que es advertir que el tabaco mata. En la lucha contra el sida hay todavía mucho miedo a decir las cosas con claridad. Afortunadamente la neumonía asiática parece bajo control, y ha requerido de damas de hierro, y miles de personas y locales puestos en cuarentena. La epidemia del sida sigue sin control, pero para esta epidemia, además de investigación se precisa educación, pues se trata de una enfermedad de costumbres. ¿tenemos el sistema educativo necesario? Con el SIDA no nos encontramos sólo un problema estrictamente sanitario, como querrían algunos, también es un problema ético. En este caso, es "La consecuencia de un abuso práctico de la sexualidad en modalidades incorrectas de frecuencia y lugar, y en sus combinaciones con circunstancias de drogadicción o promiscuidad". Pero el capítulo de la prevención no es sencillo, es multifactorial, pues se trata de una enfermedad del comportamiento. Además de la investigación, las otras soluciones al SIDA deben ya venir de mano de la educación sanitaria, de la educación sexual, y de la transmisión de una serie de valores humanos como la responsabilidad personal que motive a las personas al rechazo de drogas y de otras conductas de riesgo. Y la mejor forma de prevenir, de educar comportamientos, es comenzar por llamar a las cosas por su nombre, por decir las cosas claras, sin dobles interpretaciones, aunque nos ganemos los abucheos de muchos que no quieren oírlo. De George Orwell es la frase de : "Hemos caído tan bajo, que atreverse a proclamar lo obvio se ha convertido en el deber primordial de todo hombre inteligente". Educar los valores del sentido de la vida "La estrategia fundamental de prevención a la hora de enfocar el problema del SIDA se apoya básicamente en un trípode de objetivos que son: disminución del riesgo de contraer infecciones por VIH en los usuarios de drogas por vía parenteral, información a la población general y educación para la salud y en valores para los jóvenes y adolescentes". Estas son frases de Don Francisco Parras, que era secretario del Plan Nacional contra el SIDA, y estamos de acuerdo con él en la educación en valores para los jóvenes, pero, ¿qué han hecho en esa dirección hasta ahora?. En unas sociedades heterogéneas con respecto a las costumbre, es difícil encontrar valores comunes en todas las personas, como para que el Estado eduque en ellos a todos los ciudadanos, sin demasiados problemas. Las autoridades quizá conocen cuales son los valores necesarios que se deberían inculcar a los jóvenes para una autentica prevención del SIDA, pero no los divulgan . Quizá espera que sean otros agentes sociales los que se movilicen en esta línea, para no mancharse ellos las manos en lo que podría suponer un descenso electoral. Hay que decidirse por los auténticos valores, aunque no sean compartidos por todas las personas; de hecho, si lo fueran, no sería casi necesario el difundirlos. No son válidas las opiniones que consideren como un valor el "amor libre". No, eso no es valor, es un contravalor, y no se debe respetar, entre otras cosas, porque son los contravalores que nos conducen a todos al SIDA, y no sólo a ellos. El médico psiquiatra C. Gómez Lavín recuerda la necesidad de formar a los jóvenes en lo que son los auténticos valores, y en este caso del SIDA, en lo que es el verdadero amor, "en ese amor del ser humano en que se compromete a todos los planos de la personalidad, también los afectivos y espirituales. Porque sólo cuando se vive bien el matrimonio y la fidelidad, es decir, el auténtico amor, se dignifica y se libera a la persona, se la enriquece y se la hace madurar" .(Lavín G.C., Campaña anti-sida, se miente al ciudadano,en "La Rioja", Logroño, 7-XI-90.) En palabras de Kanga "la primera prevención, el primer preservativo de esta vía de transmisión sigue siendo el preservativo moral, que consiste en la educación de los jóvenes inculcándoles el respeto a la vida, su propia vida y la de los demás". ( KANGA, J.B., SIDA : Causas, remedios, propuestas. "Dolentium Hominum" 1995 ; 29 : 58. ) Educación sexual y afectiva Esta si que es la asignatura pendiente: la educación sexual. Se habla mucho de educación sexual, y realmente es necesaria para una sociedad pansexualizada en la que desde hace unas décadas todo es sexo. Ahora bien, hay que ser crítico con la idea de que a todo lo que se llame educación sexual, realmente lo sea. En muchas ocasiones podríamos quedarnos simplemente con instrucción sexual, cuando no se debería calificar realmente de corrupción sexual. Muchos libros sobre educación sexual no lo son, ya que sólo cubren la parcela informativa, pretendiendo ser neutros en la vertiente formativa. Suele ocurrir que esa presunta educación sexual se imparte de modo colectivo y termina siendo una especie de clase de anatomía y fisiología a la vez, en donde se relata como se realizan las relaciones sexuales, las distintas técnicas y estilos que existen, pero no hay un fondo moral o ético adecuado. No hay educación sexual neutra. Es imposible. La educación sexual será marxista, freudiana, conductista o inspiradas en el humanismo cristiano. Que el lector analice ahora cual de ellas lleva a un equilibrio personal y social, a menos delitos y problemas sanitarios. Entramos entonces en analizar cuál es el verdadero sentido de la palabra educación. Traemos aquí dos definiciones del catedrático de Siquiatría Enrique Rojas. Educar es instruir, formar, guiar, sacar lo mejor que hay dentro de una persona; irla puliendo y limando para hacerla más dueña de sí misma. Educar es convertir a alguien en persona más libre e independiente, con más criterio. Ser individuo capaz de pilotar la propia vida con arreglo a unas normas humanísticas. Por eso toda educación positiva humaniza y libera al hombre, llenándolo de amor. Resumiendo: educar es promover el desarrollo de una persona para que alcance un cierto nivel de conocimientos teóricos, que le lleven poco a poco a una actitud práctica que le conduzca a su mayor bien posible. En todas las partes del mundo se sabe que si se quiere detener el SIDA hay que educar la sexualidad de las personas. Una escritora sudafricana, Nadine Gordimer, Premio Nobel decía : "En los países occidentales, las relaciones sexuales ocasionales se dan entre jóvenes que, desde el punto de vista material, son unos privilegiados a los que, sin embargo, la sociedad ha sido incapaz de transmitir los auténticos valores de la sexualidad humana, la noción de que la relación sexual no se limita a una función puramente física, como la evacuación, que es a lo que algunos activistas pretenden reducirlo todo." (...) "Hay aspectos sutiles, que tienen su importancia, relacionados con cualquier campaña en contra del VIH y del sida que quiera llegar a influir en un cambio de actitudes hacia las costumbres sexuales. Porque sí, se descubrirá un remedio, y se descubrirá una vacuna, pero ¿y luego? ¿Cómo vamos a recuperar la calidad de unas relaciones humanas que han caído en la degradación y en la vergüenza, reducidas a la consideración de mero foco de una enfermedad mortal ?" No es un asunto banal el que se precise una verdadera educación sexual. La promiscuidad sexual se ha revelado como factor de gran importancia, no en el origen de la enfermedad, pero sí en el momento de la aparición de la epidemia del SIDA y en su progresiva extensión. Deberíamos pensar seriamente sobre el sentido de la sexualidad que, a través de nuestro comportamiento y manifestaciones "culturales", estamos transmitiendo a las generaciones venideras. Es una gran responsabilidad que, en parte debido a nuestros esquemas de comportamiento sexual, dejemos a las generaciones venideras la herencia de un virus tan letal suelto por la calle. Nuestra indefensión sicológica y moral ante el SIDA refleja las limitaciones de una mentalidad acostumbrada a confiar sólo en la técnica para problemas que exigen un cambio ético. Lo malo es que en este caso, el remedio técnico es muy precario, y el riesgo es mortal. Aunque sólo fuera por la precariedad de esta defensa, valdría la pena insistir en la importancia del esfuerzo educativo para promover, entre jóvenes y menos jóvenes, una visión de la sexualidad más acorde con la dignidad humana, como requisito necesario para una conducta sexual responsable. La educación sexual debe referirse a la formación integral de hombres y mujeres. Abarca todas las dimensiones de la sexualidad: biológica, psicológica, dialógica, sociocultural, existencial, trascendental y ética. Es decir, la finalidad de la educación sexual es reconocer el valor de la persona humana, en el plano espiritual y corporal, para formar una comunidad de amor orientada a la unión y a la fecundidad. Y así, necesariamente repercutirá en una mejor sociedad. Por naturaleza existen dos sexos que se complementan: hombre y mujer Sin embargo, por desgracia, corrientemente, la educación sexual se confunde con información sobre el proceso de reproducción humana, resaltando los aspectos puramente biológicos de la relación sexual y en la actualidad, complementándola con la instrucción sobre métodos de anticoncepción o control de la natalidad. Así, se suele afirmar que el uso del condón es sinónimo de ejercicio responsable de la sexualidad, lo que refuerza el mensaje de utilitarismo y desvalorización de las relaciones sexuales y de la dignidad de la persona. Esta orientación actual de la "educación sexual" se deriva de las características de la sociedad actual, que junto a grandes avances científicos y tecnológicos, añade un retraso humano y espiritual. Hay que elevar el concepto de sexualidad a nuestra altura como seres humanos. Los padres de familia son los primeros agentes educativos del niño y los más indicados para educar a sus hijos en y para el amor deben asumir la responsabilidad de orientar convenientemente también la parte relativa al contenido de la información sexual que éstos reciben y la forma de hacerlo, generando una conciencia moral y el predominio de la inteligencia, la voluntad y la pureza en el ejercicio de su sexualidad y su aspecto genital. A los niños hay que iniciarlos a medida que avanza su edad. Son explicaciones sencillas y conformes a su psicología, pero sin falsear la verdad. Sabiendo servirla como algo normal, natural, positivo. Buenos programas de educación sexual Pero hay programas de buena educación sexual. La Fundación Solidaridad Humana FSH, que trabaja en España, propone una "sexualidad alternativa". Los patrones de conducta sexual que se imponen a los ciudadanos son los del "sexo seguro" con la interpretación oficial del haz lo que te pida el cuerpo. Muchos jóvenes, sin embargo, comienzan a interesarse por aprender a vivir una sexualidad más plena, una sexualidad de forma integrada con el amor. A lo que conducen las campañas oficiales es al un sexo infeliz . No existe ningún método que nos prevenga de las consecuencias psicológicas y emocionales del sexo seguro . No se ha inventado una píldora para los efectos que producen las relaciones sexuales precoces; uno no se queda igual cuando es abandonado por aquel que sólo deseaba su cuerpo, se producenheridas difíciles de curar. Los testimonios de muchos jóvenes son tal como : "creías que eras importante para alguien, te has entregado, has tenido momentos íntimos, has compartido tu cuerpo y de repente se acaba, como si nada de lo anterior hubiera sido cierto... te sientes engañado, abandonado. Estos sentimientos duelen, se gravan en la memoria y en el cuerpo. La desconfianza se apodera de nosotros y nos hacemos más incapaces para volver a una relación con alguien. Experimentamos que nuestra sexualidad no es algo de quita y pon, no es un juego". La FSH busca transmitir otra forma más sana y feliz de vivir la sexualidad, «una política de salud sexual debe ir a la raíz y no a la emergencia y al parche. Hay que educar para lo único que podría protegernos: ponerse el preservativo en la cabeza . Es decir: más que de sexo seguro se trata de vivir un sexo inteligente, que consiste en saber cuándo estoy preparado para mantener relaciones sexuales y puedo asumir todas sus consecuencias. Es hacer de mi vivencia sexual, expresión de todo mi amor personal, de sus significados, dimensiones y consecuencias, también las emocionales». Esta fundación realiza multitud de talleres de educación afectivo-sexual en toda España ya que los problemas de aborto, sida, rupturas y desengaños no son sino el final de un camino, por lo que hay que llegar antes para educar en el verdadero amor. Afortunadamente hay muchos otros buenos programas de educación sexual integral y respetuosa con la persona que suponen el consejo ponderado de la continencia. Uno de los más recientes es El programa SABE del Instituto Valenciano de Fertilidad. Stop al hedonismo Frente a la necesidad de educación, toda una corriente impera a la contra: el hedonismo. El hedonismo es la corriente que busca el placer a cualquier precio, identifica el bien con el placer. Aristóteles, dice que el placer no es ni malo ni bueno en sí mismo, y que es malo en cuanto "hace al hombre brutal o vicioso". Y después, en la Etica a Nicómaco comenta que "este peligro es mayor en la juventud, porque el crecimiento pone en ebullición la sensibilidad, y en algunos casos produce la tortura de los deseos violentos". El siglo XX se caracterizó, en estos aspectos, por haber intentado repetidamente la justificación racional del hedonismo de la mano del siquiatra Sigmund Freud, de quien el gran filósofo de ese siglo K. Popper decía que nadie había hecho tanto daño a la humanidad como Freud. Freud parece que encuentra en la sicología humana lo que previamente ha decidido que quiere encontrar. Con toda claridad lo declaró a su discípulo Jung : "tenemos que hacer de la teoría sexual un dogma, una fortaleza inexpugnable" (Jung, Memorias). La propuesta freudiana es de una sexualidad tan libre como cualquier otro placer. Pero, si la razón no domina sobre los sentidos, es dominada por ellos. Las ideas de Freud han conquistado amplísimos sectores culturales y sociales. Como herramienta del hedonismo se encuentra la pornografía. Por ejemplo, la creciente ola de pornografía que baña Internet supone un grave problema de educación sexual. La doctora Donna Woods, siquiatra de la Universidad de Michigan decía en un congreso(Congreso anual de la Asociación Americana de Psiquiatras. CNN en español el 16 de Mayo del 2000) , decía que "Se va a presentar un gran problema de salud social (...) para explicar a los niños lo que no es el sexo". La doctora dijo que se calcula que dos millones de adictos al sexo merodean la Internet en Estados Unidos y que el 20 por ciento del comercio electrónico está relacionado con la pornografía. Y para hacernos otra idea, y en España, se ha estudiado las opiniones de alumnos, entre 13 y 16 años, se han estudiado recientemente. Los chicos españoles establecen como sus máximas preocupaciones el trabajo, la amistad y el sexo. Del análisis de su preocupación por lo sexual, se deduce que la educación es más necesaria que nunca. Los resultados son consecuencia de una propaganda que machaconamente inunda con sus imágenes pornográficas la tv. y el cine. Si ocho de cada diez chicos piensan que hay que mantener relacione sexuales fuera del matrimonio, es que no saben lo que es amor, que para ellos es pura genitalidad. Los chicos piensan que amor es sexo. Hay una obsesión por el contacto carnal bajo la presión de una sociedad erotizada. La pornografía inunda las aulas porque inunda las calles. Quizás haya que explicar en los centros de enseñanza qué es amor y qué no es amor. Que amor no es solo sexo, que amor no es solo placer carnal, que el sexo no es algo orientado al la búsqueda de este placer, sino donación de sí que se orienta a dar vida y que implica delicadeza y respeto en el noviazgo, conocimiento mutuo, y un sabio saber esperar mientras el amor, como el buen vino, va madurando por dentro, durante los años adolescentes. Bonito y limpio amor el de un adolescente que sepa mantener su dignidad de ser humano a salvarse de la basura medioambiental, pero ¿procuramos explicar lo que es el amor verdadero y lo que ello implica, o reducimos las clases de educación sexual a una burda exposición pornográfica o a una clase de zoología más? . ·- ·-· -··· ·· ·-·· Pedro Pérez Cárdenas cias@picos.com |