El cine de Woody Allen
por
Fernando Larraz Torres
Sus
películas, incluso las comedias, llevan
implicito siempre un contenido crítico y un
mensaje social, muchas veces discutible, pero
siempre inteligente
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Vaya por delante que quien
escribe estas líneas es un admirador
incondicional del cineasta norteamericano al que
considera heredero de geniales directores de la
talla de Billy Wilder y Ernst Lubitsch, "
Ser o No Ser ", ( 1942 ), y guionistas
como los que fueron de las mejores películas de
los Marx, Morrie Ryskind o George S. Kaufman.
En una época en la que las bellas artes parecen
estar exhaustas, y en particular el cine, que no
hace sino reeditar o refundir versiones de
grandes obras maestras la mayoría de las veces
con resultados deprimentes, nos encontramos ante
un creador que alumbra una película al año,
siempre con ideas frescas y siempre divirtiendo
al espectador.
Decía John Ford que el mandamiento principal del
cine debía ser el de entretener, y en verdad que
Woody Allen lo consigue; sus películas son
básicamente entretenidas, narran historias
cotidianas en clave de un humor desternillante
con unos guiones que desbordan gracejo, y suelen
transcurrir en un "pequeño lugar" de
la costa este de Estados Unidos denominado Nueva
York.
Es cierto que muchas personas, especialmente las
que nunca han visto uno de sus filmes, le
consideran tan sólo un cineasta preocupado por
problemas sicológicos y consultas de siquiatras
pero, en mi opinión, ésto no es sino un
prejuicio alimentado por ciertos pseudo
intelectuales de la crítica cinematográfica
europea, ya que el propio Allen ha repetido hasta
la saciedad, incluso dejándolo entrever en
películas como "Granujas de Medio
Pelo" en la que interpreta a un nuevo
rico al que su mujer quiere pulir culturalmente
pero al que sólo le interesa seguir con su vida
anterior a hacerse rico, con sus partidas de
póker, sus apuestas a los caballos y sus comidas
en hamburgueserías, que él es una persona
normal, sin pretensiones e incluso él mismo se
sorprende de ser en Europa "un
intelectual".
Los argumentos más sesudos saltan por los aires
cuando Woody Allen los aborda. El divorcio en
"Maridos y Mujeres" y "Hannah
y sus Hermanas", la adopción en "Poderosa
Afrodita", pero siempre revelando en
los diálogos de sus personajes grandes
realidades y desde un humor tan fino,
"Guarda un poco de locura para la
menopausia, ¿quieres?", dice el
protagonista interpretado por el propio Allen a
su mujer en la pantalla Diane Keaton ante una
descabellada propuesta de ésta en "Misterioso
Asesinato en Manhattan" o "Cuando
oigo mucho rato a Wagner me entran ganas de
invadir Polonia", en la misma película
a la salida de la ópera, que hace que nadie se
pueda sentir ofendido.
Pero Woody Allen es también capaz de transmitir
grandes dosis de ternura dentro de sus comedias,
como en la divertidísima "Broadway
Danny Rose" en la que se narra la
historia de un agente artístico, el propio
Allen, que representa a lo peor de Broadway,
artistas de deshecho que en cuanto triunfan le
abandonan sistemáticamente, así como en "Días
de Radio" , en la que a través del
mundo de las ondas nos traslada a la época de su
infancia en el Nueva York de los años cuarenta y
en la que el final no puede ser más tierno y
nostálgico, todo ello envuelto en unas buenas
bandas sonoras en las que se pueden escuchar
magníficas piezas de jazz y blues de las que el
director es gran conocedor.
Por no hablar del marco incomparable en el que
suelen transcurrir casi todas sus películas, el
Nueva York de las personas que viven en
Manhattan, ilustrándonos acerca del vivir
cotidiano en la ciudad por excelencia hasta el
punto de que se puede llegar a conocer esta urbe
sin haber estado nunca en ella.
Un último aliciente de sus películas, es el de
ver a una serie de actores de gran calidad aunque
no muy conocidos por el gran público al no estar
los mismos dentro del "tinglado
hollywoodiense", intérpretes que el
genial cineasta neoyorquino utiliza de forma
recurrente; así, por ejemplo, Alan Alda, famoso
por su papel de hilarante cirujano militar en la
celebrada serie "M.A.S.H", Diane
Keaton, siempre sobria y rebosante de elegancia
en sus papeles de mujer americana de clase
media-alta, que suele dar el contrapunto al
propio Allen , Mira Sorvino, descubierta por el
propio director para el mundo del cine al
asignarle uno de los principales papeles de la
comedia "Poderosa Afrodita",
Mia Farrow, espléndida y guapísima, casi se la
confunde con Jane Fonda, en su papel de mujer de
un gángster en la genial "Broadway
Danny Rose", y así en un largo
etcétera.
Incluso actores y directores premiados con el
Oscar de la Academia, como Murray Abraham
galardonado por su interpretación del músico
Antonio Salieri en la película de Milos Forman
"Amadeus", como Sydney Pollack
director, entre otras, de "Memorias de
Africa" han aceptado pequeños papeles
secundarios en sus películas; algo tendrá el
agua cuando la bendicen, que se suele decir.
Una última recomendación; si todavía no han
visto ninguna de las maravillas que les acabo de
enumerar, corran a su videoclub; creo que no se
arrepentirán.
Fernando Larraz Torres. |
Revista Arbil nº 61
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