Ocurrió en un futuro cercano. O fue sólo un sueño. El general comandante de una plaza africana acudió a despachar con el ministro de defensa. Helicóptero a Málaga y avión regular hasta Madrid. En el trayecto, había leído un libro de historia militar, que tanto le gustaba; Gordon en Jartoum, era atacado por 100.000 sudaneses fanataizados por un Mahdi. Recordaba la película en la que el coronel inglés era interpretado por Charlton Heston y el fanático y mesiánico musulmán por Laurence Olivier. Le admiraba el temple con que el inglés asumió su sacrificio. Uniformado de media gala, el general se extrañó, cuando entró en el edificio, algo despistado, ensimismado pensando en lo que debía reportar al ministro de sobre la actual crisis, de que los guardias de la entrada, que lo identificaron y anunciaron su presencia, no le saludaran correctamente, con la marcialidad propia del lugar. Al indicarlo al edecán de turno del ministro, un teniente coronel jurídico un tanto amanerado le pareció al africanista, incluso le pareció advertir que la medalla al mérito que portaba, en vez de distintivo blanco, era de distintivo rosa. "Estaré daltónico", pensó para sí. EL Tte. Col. contestó; "es que estamos externalizando servicios, debido a la crisis de personal". -"¿O sea que como no hay gente suficiente, se contrata vigilantes jurados?" -"Si, así es. De hecho, el día de la huelga de junio, si no es por el sargento Pérez, me hubiese tenido que poner yo de plantón" -"Felicitaré a ese suboficial, tan puntilloso del deber" -"No es posible ahora mi general, está embarazado de ocho meses. Luego del permiso de lactancia irá a hacer el curso de superviviencia en montaña." -"Yo reclutaría más hombres." -"Hombres y mujeres, querrá decir, mi general. Es que no se alista casi nadie. El sueldo es poco atractivo..." -"Estamos haciendo campaña de reclutamiento?" -"Si, por todas las ciudades, bueno menos en las Vascongadas. Es que no nos atrevemos." -"Mejor sería menos engaña-bus y más uniformes que se viesen gallardos y dignos por las calles. Como en cualquier país. Yo hice un curso en Texas y...". -"mi general, estamos en España. Los uniformes en el cuartel y las sotanas..." -"En el museo, ya se ve. Bueno dígame; ¿cuánto cobran estos de la seguridad privada?" -"Casi el doble que un soldado, con la ganancia de la empresa nos cuestan algo más que el doble de un PM. Pero eso si, la compañía es de toda confianza, ya sabe, son accionistas X e Y, esté último retirado que sirvió con ud.. Muy amigo del ministro. De hecho a los escoltas les enseñan en Israel". -"¿Y no sería mejor, gastarse ese dinero directamente en el ejército?, ¿o reclutar a esos mozos directamente...?" En ese instante abrió la puerta. El ministro mismo salió a recibirle muy afectuoso. En una vitrina, la bandera que fue clavada en la isla Perejil. Un burrito en la mesa, al lado del retrato de un cura. Al general se le pasó por la cabeza que quedaría más castrense en vez del burro el bronce de caballo entero, un lancero o algo así, como en el paseo Zorrilla de Valladolid, aunque particularmente prefería el garañón Babieca de su infancia burgalesa. -"Pasa general, ¡encantado de recibirte!. ¿Qué necesitamos en el sur?" -"De todo ministro. Los carros o no están o están en alquiler o leasing, que, no se si por el principio de Peter, justo caducará en el momento más inoportuno. El enemigo..." -"Perdón general, diga mejor el vecino..." -"Bueno, pues el vecino, está comprando helicópteros y carros de origen soviético, franceses...para burlar el veto que tiene el armamento americano que impide usarlo contra otro aliado yanqui. Nosotros tenemos sólo superioridad aérea, pero casi toda norteamericana, o sea útil para contender con Mongolia o el Congo, pero no contra Marruecos...." -"No se meta con nuestro gran aliado norteamericano. Incluso, junto a Israel e Inglaterra, nos ha regalado el chismófono que gobierna toda nuestra comunicación electrónica...." -"Muy generosos, (lamentó el general). Nosotros tenemos que defender Gibraltar de terceros y ellos, en África nos dejan sólos.. El Mohamed nos echa sobre Andalucía, las plazas y las islas una avalancha de civiles en barquichuelas de todo tipo, detrás les empujan, incluso con fragatas vendidas por nosotros..." -"Los negocios son los negocios...." -" Claro, ministro. Pero ¡qué falta nos habrían hecho con nuestra bandera cuando perdimos el caladero canario-saharaui!" -"Debajo había petróleo, y los americanos habían elegido socio". -"Cierto. También por tierra, el muro perimetral está desbordado. Moral de abandono, ya casi no quedan cristianos en Melilla y Ceuta." -"Lo importante es que sean ciudadanos españoles y que juren la Constitución..." -"Habrá que imprimirla en árabe...En todo caso, lo de las guarniciones empieza a ser grave. ¿Se acuerda ud. de la ocupación de Perejil por aquella cia. De la legión.?" -¿Cómo no me voy a acordar?. Fíjese que llevo años en el ministerio y fue el mejor momento de mi carrera..." (El político recordó la narración que hizo del evento, con cierto tic marino, mientras silvaba "rolando a barlovento".) -"Pues con ser la Legión, que todavía era algo, hubo que arrestar a tres "legías" marroquíes de origen, que antepusieron esa fidelidad a la disciplina. Mi padre habría dictado paredón, pero entonces no se les pudo castigar mucho... Pues ahora son más de la mitad de la tropa. Y algunos son mandos. Los chicos de la Península no se enganchan para servir allí. A unas chicas de "regulares" les aplicaban la "sharia" a su manera alguna noche de canutos. Las "raciones Otan" han tenido que someterse al Corán y quitar el cerdo. El ranchero, que es asturiano, ha tenido que inventar la fabada vegetariana. En la cantina hay "kiffi" y grifa, pero está escondido el coñac y el vino peleón. Los viernes se interrumpen las maniobras para mirar a la Meca. El capellán es un imán ahora. Tal parece una de esas legiones del Danubio al final de Roma, compuestas por los mismos bárbaros que se supone habían de frenar." -"No siga general, está ud. bordeando un terreno peligroso....No podemos discriminar....el parlamento, el gobierno, bla, bla..." El general se incorporó en la cama, cubierto de sudor. "Ha sido sólo un mal sueño", pensó. Se sirvió un coñac mientras miraba al retrato de un general de otro siglo. Sobre el balcón de su alcoba en la comandancia, sonreía paciente y plateada una luna crecienteF. J. D. de Otazu. |